En el año 2013, para evitar las continuas pintadas en el paso subterráneo, el Ayuntamiento decidió encargar un mural al artista Vito Osorio con la finalidad de disuadir a los grafiteros de usar las paredes blancas del lugar como lienzo. El pintor llevo a cabo una obra que conjugaba imágenes muy didácticas de personas en diferentes actitudes y círculos de color verde. Supuso una inversión de 3.500 euros. Paulatinamente ha padecido actos vandálicos que han terminado por afectar tanto a la obra que ha perdido su sentido.