La Fira de la Serra de Tramuntana de este año fue muy lucida en cuanto a la colocación de los puestos de artesanía, muchos más que otros años. Pero no contó con la afluencia de público deseada por los vendedores.

La exposición había sido dispuesta en dos zonas: bajo los porxets y en la explanada de la plaza del Pelegrins.

Cabe destacar que ayer, a las doce del mediodía el aparcamiento del Santuario de Lluc estaba repleto, hasta el punto de que muchos visitantes esperaban que se marchará alguien para estacionar. No obstante, la impresión de los vendedores fue de que se trató de un rato excepcional.

Luis Hierro, comerciante de frutos secos y otros aperitivos, explicó que la venta había sido muy dispar, "ni se acercaron a los frutos secos y eso que ponemos una buena exposición. Lo único que funcionó bien fue la venta de patatas fritas artesanas". Muchos artesanos de otras ramas incidieron en que "lo que funciona bien es la comida porque los demás hemos vendido menos de lo que cabría esperar", manifestó Teresa Gómez, costurera.

Jaume Ribera, vendedor de artículos ecológicos, y que lleva ocho años asistiendo a la feria, manifestó que "en esta ocasión se ha notado una sensible bajada de ventas".

Sin duda no ayudó el tiempo que hizo durante toda la jornada de ayer. Un cielo encapotado y un ambiente fresco desanimaron a muchos visitantes.

Productos locales

La Fira de la Serra nació con la idea de promocionar los productos que se elaboran en este enclave, pero con el paso de los años de cada vez se ven menos expositores primarios. Así , ayer no se vio ni un puesto de olivas, aunque sí el sábado. Pero este año la cosecha ha sido muy mala con lo que es comprensible. Sí se vieron dos puestos con oferta de aceites: de Ullaró y de Caimari.