La animación registrada en el mercado, los comercios, bares y restaurantes de las zonas de la plaza de l'Aljub y el paseo de la Sirena, contrastó el último domingo de verano, con la soledad de la playa vacía. La mañana gris llenó los establecimientos de turistas y visitantes, y las calles de acceso a Porto Cristo registraron caravanas circulatorias.