­Ya es un clásico decirlo cada año: la Correguda en Roba Interior batió ayer nuevamente todos sus récords. Y es que, desde hace doce años, este se ha convertido en el acto central y más esperado de las fiestas de Sant Mateu de Bunyola. Una transgresión colectiva que no deja a nadie indiferente.

Creada y organizada por un grupo de jóvenes en sus primeros años, desde hace unos cuantos es la asociación Quin Ubiti! la que se ha hecho cargo de ella. Aunque el esquema básico se ha mantenido desde sus inicios en las últimas ediciones han incorporado algunas novedades: desde un pregón, hasta la colocación de las bragas de la geganta del pueblo Bàrbara en es Castellet al inicio de las fiestas. Fueron recogidas ayer a mediodía y paseadas por el pueblo en lo que ya se ha convertido en la fiesta previa a la Correguda.

La novedad de este año ha sido que la fiesta ya tiene una "canción oficial", interpretada por Pau Debon, excantante de Antònia Font. Fue publicada a principios de esta semana, junto con el vídeo promocional, y en pocas horas se hizo viral. Ayer, Pau Debon volvió a los escenarios tras la disolución de su grupo para cantarla en directo. Con él estuvieron el animador oficial de la fiesta, Toni Xango y su grupo, que escenificaron parte de su nuevo espectáculo.

Tras ellos, la pregonera de este año, la glosadora Maribel Servera, animó a los participantes a desvestirse -como ella misma hizo en el escenario- con un glosat festivo y reivindicativo.

Miles de participantes

La celebración se inició a media tarde. Como manda la tradición, cerveza gratis para todos los participantes (refrescos para los niños), eso sí, con vasos reciclables. Porque ya se sabe que la Correguda es una fiesta "ecológica: ni contamina, ni malgasta alimentos, ni maltrata animales". Más de 1.200 litros de cerveza se repartieron antes de la salida, marcada como siempre con una traca tras la cual los participantes recorrieron los mil metros reglamentarios del circuito urbano por las calles del pueblo ante la atenta mirada de miles de personas.

Pudieron verse bragas, sostenes, camisones, bañadores y disfraces de todo tipo. Varios concejales y el alcalde de Bunyola, Andreu Bujosa, participaron activamente en la fiesta. El primer edil lució un vestido diseñado por la asociación de Randeres i Brodadores del pueblo.

Al final, como también manda la tradición, todo por comentar -y criticar- hasta el año que viene en una edición que ha superado nuevamente las expectativas de participantes y público, con las calles abarrotadas con miles de curiosos que no se perdían detalle.

Y es que ya se sabe, desde hace doce años "nos encanta correr sin ropa por Bunyola".