Hace un año que un grupo de voluntarias de Cáritas de ses Salines dio un paso más. Con miedos pero también con mucha ilusión, iniciaron un proyecto para unir, en un solo espacio, ropa de segunda mano, productos de comercio justo... y hasta prendas confeccionadas con telas típicas del Senegal. Una fórmula que ha resultado ser todo un éxito y que está encandilando tanto a vecinos como a turistas de todo el municipio, que ven en la nueva moda una forma ideal de renovar el armario de verano al tiempo que colaboran por una buena causa.
Aunque el punto de venta se inauguró en julio de 2015, Cáritas ses Salines ya estaba activa desde un tiempo atrás: "En 2013 y 2014 lo que hacíamos era recoger ropa usada que nos iba llegando al espacio parroquial, para después enviarla a Palma donde la lavaban y nos la traían de vuelta", recuerdan Margalida Salom y Joana Vidal, dos de las voluntarias más activas; "Al principio era gratis. Después, en colaboración con el Ayuntamiento y una trabajadora social, pasamos a cobrar un precio simbólico, para que la gente lo empezara a valorar más".
"Además de productos de alimentación sin intermediarios, tenemos tanto prendas confeccionadas por hombres del Senegal que o bien ya eran o aprenden a ser sastres, como otros complementos del taller de mujeres Bona traça que está en Manacor o triatge (segunda mano)", apostilla la trabajadora social de Cáritas en Part Forana, Margalida Cortès.
Ses Salines y Santanyí, junto con Palma son los únicos centros en Mallorca donde se pueden adquirir estas vistosas camisetas, vestidos o turbantes readaptados a patrones europeos (bajo las indicaciones de una modista contratada por Cáritas en s'Arenal), pero con telas llegadas directamente desde el país africano, "que muchas veces no sabes ni cómo serán ni el tamaño que tendrán, así que hay que adaptar la prenda a la tela". La moda Koluté, que así se llama, va desde camisetas con la silueta africana desde 13 euros, hasta distintos vestidos de como máximo 50.
"Estamos muy contentas, no nos esperábamos este éxito, las ventas de todo van tan bien que no cerramos en invierno", dice Catalina Bonet. "Los saliners desde el primer momento creyeron tanto en el proyecto como en los productos, y así es todo mucho más fácil" añade Miquela Mulet, que junto con Antònia Roig, Mercè Galmés y Catalina Vidal completan el grupo de voluntarias. "Esta es nuestra paga, lo que nos hace sentir bien".
