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Sencelles

El antiguo local del teatro parroquial ha sido vendido por 200.000 euros

El inmueble de 4.000 metros cuadrados atesora una historia casi centenaria desde que fuera donado a la iglesia por Sebastián Molinas

El viejo local social de Can Garrover fue puesto a la venta el pasado mes de junio y finalmente se ha concretado la operación. Por los 4.000 metros cuadrados de la finca urbana se han pagado 200.000 euros a la parroquia de Sant Pere de Sencelles.

Con esta venta se acaba la historia casi centenaria del citado teatro y local social. Fue en 1917 cuando la parroquia local obtuvo esta instalación por la donación altruista de Sebastián Molinas Amengual. El cuadro del benefactor formaba parte de la decoración del local presidiendo la entrada o la sala principal de actividades. Sebastián Molinas era un 'senceller' perteneciente a una acomodada familia local muy religiosa. Era sobrino de Juan Molinas, rector en la época de la Beata Francinaina. En 1900 había cedido el terreno y pagado las obras de construcción de la cruz de término llamada de s'Era d'en Pelat.

A lo largo de todas estas épocas Can Garrover ha formado parte de la vida de generaciones de 'sencellers'.

Durante los años de la Segunda República fue el local de la Congregación Mariana y escenario de los mitines de las candidaturas derechistas como Acción Popular del político Gil Robles. Los izquierdistas huían del ambiente cristiano y se reunían en locales privados donde la música para los bailes d'aferrat hacía furor y en cambio enfurecía a los ultracatólicos. En el franquismo era la sede de las actividades de la Acción Católica Española y de los cursos para señoritas del llamado Servicio Social Femenino de la Falange.

A principios de los 70 fue el principal local donde se desarrollaban las actividades del recién creado Centro Cultural de Sancellas. Una bocanada de aire fresco y la recuperación del ambiente festivo popular anunciaban vientos de cambio político.

Además del teatro del primer piso, las instalaciones contaban con diversas salas multidisciplinares en las que se han llevado a cabo exposiciones, cursos, guateques en los años 70, convites de bodas en los años 60, festivales de fin de curso, clases de pintura y música o juegos de los diferentes clubes de esplai locales, entre otras actividades.

La parte más conocida del local era sin duda la sala de teatro del primer piso, por donde desfilaron durante décadas compañías locales e insulares. La sala tenía un popular gallinero (asientos de anfiteatro) presidido por una omnipresente estatua del Sagrado Corazón de Jesús.

En los años 90 las instalaciones quedaron en desuso. La precariedad debido a la falta de mantenimiento y el paso de los años hicieron mella en su estado por lo que, por seguridad, se prohibió su uso y dejó de tener vida en su interior.

El Consistorio intentó varias veces hacerse con las instalaciones. Incluso en los 90 se firmó un convenio por el que se cedía su uso al Ayuntamiento por 30 años al finalizar los cuales revertiría otra vez a la parroquia. El elevado dispendio para poner en condiciones las instalaciones y el corto plazo para sacar rendimiento y amortizar la inversión desaconsejaron el proyecto.

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