­Fornalutx celebró ayer el que posiblemente sea su último correbou, que está envuelto en la polémica política y que este año duró más de media hora por la gran lentitud del animal. El festejo se saldó con dos heridos, uno de ellos por la cogida del toro. Poco antes de iniciarse, animalistas y veganos protagonizaron una sentada por lo que los agentes de la Guardia Civil tuvieron que desalojarlos de la calzada por seguridad y para evitar que se produjeran incidentes con los partidarios del correbou. Uno de los desalojados fue el diputado autonómico de Podemos Baltasar Picornell.

La fiesta comenzó pasadas las ocho y cuarto de la mañana con la suelta de los cohetes que anunciaban la salida del animal desde su cajón. Como manda la tradición una quincena de personas se encargaron de guiarlo mediante unas maromas atadas a su cornamenta. De este modo, el toro iniciaba su recorrido desde un punto más alejado del casco urbano, algo que alargó el pasacalle de esta edición. Pero también porque Ordenanzo, nombre del animal de la ganadería mallorquina El Onsareño y con un peso de 450 kilos, fue muy lento en su bajada hacia la plaza de España.

Tanto es así que cada dos por tres los guías tuvieron que mostrarle el camino para que continuara su recorrido hasta la plaza. Una masa formada por varios cientos de personas, en su mayoría jóvenes, acompañaron el animal en su recorrido.

Peligro

En una de estas paradas, se produjo la incidencia más peligrosa del correbou. Cuando el toro estaba a la altura de la calle Major, cogió a un joven desprevenido y lo zarandeó varias veces contra la pared. Sin que recibiera heridas de asta, el joven consiguió escapar del animal gracias a la ayuda de otros participantes. Los servicios sanitarios de la Cruz Roja le diagnosticaron una dislocación del hombro.

Tras este susto, el correbou siguió su curso llegando a la plaza de Fornalutx. Después regresó por donde había venido hasta el cajón que fue instalado en la calle Arbona Colom. En una de las maniobras para colocar el artefacto de madera, uno de los voluntarios se seccionó un dedo, por lo que tuvo que ser atendido por los servicios de emergencias.

El correbou finalizó cuando el animal entró de nuevo en el cajón de madera que fue izado a un camión grúa que lo trasladó al matadero de Palma para ser sacrificado. Su carne será repartida entre los vecinos de Fornalutx en los próximos días. De este modo finalizaba el acto más significativo de las fiestas del municipio. Pero también podría ser el último correbou que se celebra si finalmente los partidos de izquierdas modifican la Ley de Bienestar Animal con la que pretenden acabar con todos los festejos taurinos en Balears. La intención de prohibir los espectáculos taurinos, entre los que estaría incluido el correbou, ha generado en las últimas semanas tensión entre Més y Podemos y el PSIB-PSOE.

La baixada del bou de este año no estuvo exenta de incidentes. Poco antes de que se iniciara, un grupo formado por una docena de animalistas protagonizaron una sentada en la calle principal por donde tenía que discurrir el toro. Al grito de "la tortura no es cultura", "asesinos", "Mallorca antitaurina" y "ni toros en la calle ni vacas en el plato", los manifestantes fueron desalojados uno a uno por agentes de la Guardia Civil tras negarse a hacerlo voluntariamente. Luego, fueron identificados. La protesta generó los momentos de mayor tensión del festejo, ya que los antitaurinos y varios defensores del correbou se intercambiaron insultos y peinetas. Los agentes mantuvieron un cordón para separar y evitar que se produjera alguna agresión. Los agentes llevaron consigo unas grandes cizallas de corte en previsión de que los animalistas hicieran como el año pasado cuando formaron una cadena humana con el uso de bridas de plástico.