Y sant Agustí volvió a reinar. Y lo hizo a lo grande, en un día radiante de verano como le gusta a sus fieles; o sea, con calor y sombreros, con elogio a las cervezas y gafas de sol, con peñas (anti)taurinas y mucha ironía... en definitiva, con Palio y sin incidentes más allá del remojón que la presidenta del Govern, Francina Armengol, se tomó con humor. Felanitx salió como cada 28 de agosto a la calle para celebrar su mayor fiesta anual. Aquella efeméride, otrora religiosa, que ayer llenó durante casi todo el día el núcleo urbano con miles de personas hambrientas de fiesta sin playa.

Si atendemos al programa oficial, la jornada empezó a las 11 horas con la tradicional eucaristía solemne en el Convent, dedicada en esta ocasión a Ramon Llull y oficiada por mossèn Teodor Suau. Con coral, gigantes y bailes de los Cavallets incluidos. Pero en realidad la juerga empezó antes.

La peña El Cosso, la más activa desde hace más de 30 años, concentró a las siete de la mañana a sus miembros. Tiempo de rasca (carajillo) y afinación de xeremies. Una hora más tarde, en sa Font de Santa Margalida, daba comienzo la 'resurrección' de la Quica, la gallina disecada que sirve de emblema del grupo y patrimonio comunal de Sant Agustí.

Después, si se quería seguir la ruta marcada, el itinerario continuó por el pregón oficioso de la plaza de l'Arraval y la pequeña mascletà felanitxera. Sobre las 10,30 horas se repartieron polos por doquier en Can Llenya, para, después de orar en l'Hospici, marchar en procesión y con el Palio a punto hasta el Convent.

Allí llegó el punto de efervescencia. A mediodía, acabada la misa, la comitiva política que así lo quiso, salió de la iglesia rumbo al Ayuntamiento, no sin antes pasar por debajo del Palio, emblema, santo y seña de una fiesta diferente, festiva y sin las medidas de seguridad de otros años.