El Dimoni, los Cossiers y la Colla de Xeremies recorrieron ayer, día de la Mare de Déu Morta, las calles de Montuïri. El aroma a albahaca, el ritmo mágico de los bailes, las corridas del Dimoni, el ambiente festivo, el sentir unísono de un pueblo en torno a la figura de sus danzarines y la sorpresa de los visitantes, asombrados por un espectáculo que solamente puede vivirse en el marco de las fiestas de Sant Bartomeu, dieron colorido y animación a la jornada que sirve de estreno a la primera de las tres actuaciones de los Cossiers de cada año. En esta ocasión los danzarines fueron Josep Canuto (dama), Miquel Ginard, Pere Servera, Miquel Miralles, Toni Sánchez, Miquel Àngel Sansó y Toni Bergas.

El Dimoni entró de incógnito en la plaza Major donde la multitud le esperaba con ansiedad, con palmas y con gritos de Banya Verda, el Dimoni no fa por. Gritos más fuertes por parte de los jóvenes vestidos con las camisetas que mostraban el dibujo ganador del concurso, que representaba la careta del Dimoni y la cara de un Cossier.

Con la presencia de Banya Verda empezaron las primeras escaramuzas, los penetrantes latigazos del que ayer se erigía en señor de la tarde y que abría paso a los Cossiers, quienes subieron al catafalco para interpretar Flor de Murta, el baile por antonomasia. Luego marcharon a la iglesia donde veneraron a la imagen de la Mare de Déu con Gentil Senyora.

A su vuelta a la plaza, el jolgorio y la fiesta continuó como antes. En esta segunda fase, Dimoni y Cossiers iniciaron el recorrido por las empinadas calles de la población. Idas y venidas, jóvenes que provocaban al Dimoni para que les persiguiera, a la vez que éste hacía lo propio. La multitud se apiñaba delante y detrás de la comitiva. La odisea de los jóvenes y niños era escapar de los latigazos del Señor del Averno.

Los Cossiers danzaban en las bocacalles. Els cortejo se detenía. Cesaba la actuación y continuaban de nuevos las razzias del Dimoni que a veces engañaba a los jóvenes al tirar al suelo su barrota para simular el final de baile, pero era el engaño para perseguir con táctica preconcebida a quienes le esperaban y vociferaban su nombre. Durante más de tres horas Montuïri se sumergió en su fiesta. Cossiers, Dimoni y pueblo se erigieron, un año más, en los protagonistas.

Simbología

La Dama de los Cossiers coge al Dimoni por los cuernos, lo arroja al suelo y lo pisotea. Ello significa para algunos historiadores la victoria del Bien sobre el Mal; el Bien representado en los Cossiers y el Mal en el Diablo. Comenta el doctor en Filosofía y Letras, Joan Miralles Monserrat, que existen varias teorías en relación a los estos bailes. "Algunos han visto una danza primitiva con un significado mágico-religioso de culto a la fertilidad. Otros dan al acto una interpretación estrictamente religiosa, según la cual tendríamos el alma identificada en la Dama y los siete pecados capitales personificados por los Cossiers".