Xisco Mora, ebanista jubilado y payés vocacional, fue el primer sorprendido al arrancar las cebollas cultivadas en la finca Ses Tapareres des Senyoret, de Manacor, y observar que de cada tallo pendían dos, tres o cuatro bulbos de considerable tamaño y peso. O sea, se encontró con unas extrañas cebollas gemelas, trillizas y cuatrillizas, "cosa extraña y que nunca había visto".