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Mantenimiento

Manacor da la espalda a sus plazas

Lejos de ser espacios de reunión, tras décadas de dejadez, muchas parecen elementos fantasma por los que pasar con más pena que gloria. Lugares que necesitan mantenimiento y en algunos casos reformas urgentes

El estado de la mayoría de plazas (y de cada vez más calles) de la ciudad de Manacor no es que sea precisamente envidiable. La falta de un mantenimiento efectivo, la degradación de sus elementos o el mal uso del mobiliario urbano, se van mezclando, poco a poco, con la dejadez en la limpieza de las empresas concesionarias de basuras y limpieza vial (Lumsa) o del mantenimiento de jardines (Melchor Mascaró). Todo sazonado con la 'colaboración desinteresada' de ciertos vecinos, que, unos por desidia y otros por incivismo, dejan un cuadro nada edificante en lo que deberían ser lugares de reposo y ocio comunal.

Dentro de los barrios más maltratados en este sentido está el de Sa Torre. Desarrollado a partir de la década de los cincuenta y habitado sobre todo por clase trabajadora, sus plazas dejan mucho que desear. Creada hace tres décadas, la plaça Berard, por ejemplo, confirma la regla: bancos repintados y herrumbrosos, parterres descuidados, bordillos arrancados (y no repuestos desde hace lustros), pintadas y un piso de cemento irregular y agrietado donde nacen los hierbajos.

Cien metros al sur está la plaça de sa Llorençada, un pequeño espacio arbolado y triangular que no debería suponer ni un gasto ni una limpieza excesiva. Sin embargo un contador de agua semiarrancado junto a los contenedores de basura no augura nada bueno. Dentro, y en un alarde de 'diseño', hace dos años la tierra sin arar fue cubierta por ladrillos troceados, puntas que aseguran una visita a Urgencias al mínimo resbalón.

Medio kilómetro al norte, siguiendo la calle Sant Rafel (de nuevo llena de baches tras numerosos parches de asfalto que no han funcionado), se llega a la plaça Industria, reformada hace apenas una década, pero igual de abandonada que las otras dos. Su antigua fuente sucia con las barreras arrancadas, da paso a una ex pista de baloncesto sin aros pero con farolas con la tapa al descubierto.

"Hace años que Manacor está dejado de la mano de Dios", critica el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Antoni Oliver. "Prácticamente no hay ninguna plaza que esté en condiciones. Quizá haya llegado el momento de que, por ejemplo, la brigada municipal se dedique menos a hacer trabajos para fiestas y empiece a arreglar cosas. Eso y obligar a las empresas concesionarias a que cumplan de una vez con sus obligaciones".

Sin salir del barrio está el curioso caso de la plaza sin nombre, dos trozos de tierra llena de matojos a una parte y otra de la avenida dels Pins de sa Torre, donde desde hace más de 30 años hay proyectado un espacio comunitario que no termina de llegar (ni de arreglarse) y que solo sirvió hace veinte para replantar algunos árboles procedentes de la remodelación de la avenida de Na Camel·la. "Habría que marcar una serie de prioridades y empezar ya", añade Oliver con el asentimiento de Xisco Rosselló, presidente de la asociación vecinal de Sa Torre.

En la plaza Ramon Llull, también remozada hace apenas dos décadas, muchas placas de mármol que recubren algunas paredes siguen cayendo sin aparente estrés consistorial; que sin embargo tiene previsto otro proyecto de mejora para la comúnmente conocida como plaça des Mercat. Algo que sigue sin llegar.

En un extremo del paseo Ferrocarril está otro de los ejemplos paradigmáticos de plaza moribunda. Es la dedicada a los carpinteros de Manacor o plaça de l'Ebenista, presidida por una gran escultura en hormigón del artista local Llorenç Ginard, los hierros de la cual sobresalen sin querer de las lineas rectas. Dentro: raíces que levantan el empedrado, bancos decadentes y escalones irregulares.

'Manaclot' y el dinero

La falta de dedicación a las plazas manacorines va en consonancia al cada vez más preocupante y peligroso estado del asfalto urbano en muchos puntos. Un problema que pese al esfuerzo municipal en forma de proyectos a medio plazo, devuelve a la ciudad a la vieja estampa que parecía olvidada desde los ochenta: el fantasma de 'Manaclot'. Una acumulación de socavones poco reconfortantes para la espalda.

Pero si consultamos cuáles son las partidas que el ayuntamiento de Manacor tiene reservadas en 2016 para la mejora de estos espacios, las cifras sorprenden. Para las denominadas inversiones sostenibles, el consistorio ha reservado 2.290.000 euros, dentro de lo que se incluye la reforma del firme y obras integrales de calles. Dentro del área de Servicios Generales, a su vez, se reservan 137.000 euros para "labores de mejora y mantenimiento de calles". Cifra a la que hay que sumar los 122.789 euros de la concejalía de Medio Ambiente para "inversiones en plazas, parques y jardines" y los 630.000 para su mantenimiento y limpieza (partida que va a Lumsa) o un apartado de Urbanismo con 228.435,69 euros para "inversiones en la mejora del espacio público".

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