Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Es Passeig

Un breve repaso a las explosivas minorías

A Calvià le sientan mal los gobiernos de coalición. Como le sucede a algunas personas con la leche, el municipio de Ponent no los digiere bien. Los regurgita. La historia reciente lo corrobora. Le sucedió en la década de los noventa a la alcaldesa socialista Margarita Nájera en la época en que la llave decisoria del Ayuntamiento la tenía el regidor de Izquierda Unida Anselmo Martín, que después crearía Alternativa por Calvià y sería alto cargo en las administraciones municipales de la era de Carlos Delgado (PP). Hubo lío tras lío aquella legislatura con los socialistas, como los hubo en la época en que el propio Delgado compartió gobierno con Unió Mallorquina. Entre 2003 y 2007, el alcalde del PP se apoyó en los regidores ´uemitas´ Isidre Cañellas, a quien hizo teniente de alcalde, y Joan Thomàs. La cosa estalló. Delgado y Cañellas acabaron como el rosario de la aurora, con aquella frase célebre del primero al segundo durante un pleno: "¡Váyase a calentar la columna!". A su vez, Cañellas acabó sin poder ver a Thomàs, que abandonó UM tras la polémica votación sobre la recepción de Nova Santa Ponça, se pasó al Grupo Mixto y acabó como alto cargo del PP, sonando incluso como futurible candidato a alcalde cuando Manu Onieva dijo adiós. Ahora, el lío le toca gestionarlo al PSOE de Alfonso Rodríguez Badal. En las elecciones de 2015, obtuvo 10 concejales, a tres de la mayoría absoluta. El pacto con Sí Se Puede -que tenía dos ediles- le proporcionaba cierta tranquilidad. Sumaban 12 concejales, con el ´colchón´ que le daba la afinidad ideológica con Esquerra Oberta. Sin embargo, está por ver qué sucede. Sus apoyos se reducen en la práctica a 11 ediles, porque lo que haga la representante de Podemos que entre en la corporación -Isabel Manresa, presumiblemente- es una incógnita. Ella, lo dijo claramente ayer, obedece al partido de los círculos. Y el partido de los círculos no ´traga´ a Sí Se Puede, como quedó patente cuando expulsó a Israel Molina y Fernando Alcaraz, aunque éstos aseguraron que eran ellos quienes abandonaban la formación. Le esperan, en resumen, días de ruido político al alcalde, que deberá echar mano de toda su mano izquierda para reconducir la situación.

Compartir el artículo

stats