La estación impulsora de aguas residuales de Can Picafort sufrió ayer un parón que provocó un vertido de aguas fecales sobre las rocas del litoral situadas junto a ella. El Ayuntamiento, previa consulta a los técnicos medioambientales municipales, cerró durante todo el día unos 50 metros como medida cautelar.

Martí Torres, alcalde de Santa Margalida, explicó que "se trata de una zona de rocas, por lo que no suele bañarse nadie, pero lo hemos hecho por precaución".

El vertido se produjo por una acumulación de restos impropios en la red de evacuación. Joan Monjo, alcalde delegado de Can Picafort, explicó que "el problema es que muchos usuarios arrojan al retrete residuos que atascan las palas de las bombas impulsoras (palitos de limpieza de los oidos, compresas, profilácticos o toallitas de aseo)". Eso fue lo que sucedió ayer y los operarios municipales tuvieron que desatascarlas para que volvieran a funcionar. Entre tanto el depósito de emergencia se llenó debido a la gran cantidad de líquido que se vierte en temporada alta y rebosó vertiendo agua fecal sobre las rocas.

Monjo explica que "como este problema no es nuevo, el Ayuntamiento decidió cambiar las bombas convencionales por otras equipadas con un triturador. Eso posibilita que se reduzcan mucho los incidentes como el acaecido ayer".

El edil explicó que "estos residuos impropios se van acumulando entre las palas de las bombas hasta que las detienen. Cuando esto se produce, la bomba consume más energía para intentar triturarlos y entonces los dispositivos de seguridad eléctricos cortan la energía y todo se detiene".

Emisario

Monjo aprovechó el incidente de ayer para insistir en que "la idea de colocar un emisario submarino que arroje el agua depurada al mar es una mala opción pues si se produce un problema en la depuradora sucederá lo mismo que en esta estación impulsora pero multiplicado por mil".

La estación que causó ayer el problema se encuentra en el punto más bajo del núcleo costero. Desde allí impulsa el agua fecal hasta la zona más alta donde, por gravedad, discurre hasta la depuradora de Muro.