Ayer se cumplió el tercer aniversario del incendio más grande que han sufrido las Illes Balears. Las llamas afectaron a los municipios de Calvià, Estellencs y principalmente Andratx. Los técnicos calcularon que la catástrofe afectó a 2.208 hectáreas de masa forestal (1.363 de matorral, 805 de pinar y otros árboles y 40 de vegetación de acantilados) y otras 126 de zonas agrícolas, aunque el Govern apuntó que dentro del perímetro existían zonas que se libraron del efecto de las llamas. El 86 por ciento del terreno afectado era de gestión privada. El fuego afectó especialmente al Paraje Natural de la Serra de Tramuntana, donde ardieron 1.281 hectáreas.

El incendio se declaró a mediodía del 26 de junio de 2013 en la barriada de Son Curt (Andratx) y avanzó hacia la zona de sa Coma Calenta, y no fue hasta el día dos agosto, 18 días después, cuando los técnicos lo dieron por controlado.

Hoy, tres años después, recordamos la tragedia con quien vivió el incendio en primera persona, minuto a minuto, nada más saltar las alarmas en el municipio de Ponent, el exalcalde de Andratx, Llorenç Suau.

Suau, hoy, parte de la base que tras la catástrofe medioambiental tendría que haber un antes y un después. Tras su jornada laboral el ahora expolítico nos acompaña en su furgoneta por la carretera que conduce desde Andratx hasta la finca publica de sa Gramola. En el paseo señala todos los arcenes de la vía donde se puede observar que están llenos de matorrales la mayoría secos y que incluso llegan cubrir y salir de la linea continua de los lados. En caso de incendio esta situación es combustible para las llamas, "una de las cosas que indica lo poco que hemos aprendido", sostiene el exalcalde.

"Mantener los arcenes limpios para que las carreteras sirvan de cortafuegos, la conservación de los caminos además de un estudio de la población de masa forestal serian iniciativas ideales para evitar en un futuro una catástrofe similar a la que vivimos en Andratx", agrega. Aun así, es consciente de la falta de voluntad política, "de los de antes y los de ahora", y la justa inversión que se destina a la prevención.

El aviso

El día del incendio, Suau estaba reunido en Palma, en las dependencias de la Conselleria de Medio Ambiente, nada más recibir el aviso desde el cuartel de la Policía Local salió hacia Andratx , y ya desde Santa Ponça observaba la humareda del incendio. Desde entonces fueron muchas noches en vela y decisiones complicadas. El incendio arranco con una imprudencia y con lo que denominan el triple 30: más de treinta grados de temperatura, menos del 30% de humedad y rachas de viento de más de 30 km/h, era sin duda el incendio perfecto.

Suau, recuerda el sermón que efectuó el cura de Andratx durante las fiestas de la localidad de s'Arracó, dentro de lo malo, durante el incendio se produjeron tres milagros: "Primero la solidaridad de las personas, segundo que no se registrara ningún herido de importancia y tercero dar paso a la reforestación".

La iniciativa de organizar jornadas de reforestación surgió en Andratx; también, hasta la fecha el ayuntamiento es la única institución que ha destinado parte de sus presupuestos a subvencionar a los damnificados, la mayoría fincas privadas. Antes del incendio también tenia apalabrado adquirir la finca de sa Gramola que fue arrasada por la llamas y que adquirió después. Hoy en día, en la ruta de Andratx hacia Estellencs, al menos, predomina el color verde de la vegetación.