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Pollença

El ayuntamiento de Pollença contrata al policía local que fue condenado por torturas

El agente, que está pendiente de que el Tribunal Supremo confirme o anule la sentencia de un año y medio de cárcel, se dio de alta laboral para poder pedir la excedencia en el consistorio de Palma e incorporarse a su nuevo empleo

El agente que patea al detenido indefenso viste ahora el uniforme de la Policía Local de Pollença.

El ayuntamiento de Pollença ha contratado para reforzar la seguridad de este verano a un policía local de Palma. No se trata precisamente de un funcionario con una hoja de servicios impecable, sino todo lo contrario. Se trata del agente que el pasado año fue condenado por patear a un detenido, mientras estaba esposado a una silla, situación que se produjo en las dependencias del cuartel de San Fernando (Palma). Los hechos ocurrieron en el mes de mayo de 2011. El agente no ha podido ser nunca suspendido de empleo y sueldo, a pesar de que la Audiencia de Palma le condenó a un año y medio de cárcel y a tres de inhabilitación. No se pudo actuar administrativamente contra él debido a que, mientras duró el proceso judicial, el policía solicitó la baja laboral. Esta situación de incapacidad transitoria impide cualquier tipo de actuación administrativa.

El agente, llamado Antonio G.M., ya intentó hace unos meses reincorporarse al servicio activo. Debido a que la sentencia que dictó la Audiencia de Palma aún no es firme, el ayuntamiento de Palma no pudo prohibirle su regreso a la Policía Local. No solo volvía a vestirse el uniforme, sino se le colocaba al frente de un grupo operativo. Antonio G.M. es oficial, si bien también se investiga si se aprovechó del amaño de las oposiciones de ascenso que convocó la Policía Local de Palma. Desde que aprobara el examen, el nuevo oficial se incorporó a la Unidad de Intervención Inmediata (UII).

A pesar de solicitar su vuelta, el funcionario no llegó a incorporarse. Al pedir su reingreso, de inmediato solicitó las vacaciones que le quedaban pendientes, pese a que llevaba casi dos años de baja laboral. El ayuntamiento de Palma tomó la decisión de suspenderle provisionalmente, no por la condena, sino por su implicación en el escándalo de las oposiciones amañadas. Sin embargo, esta decisión no pudo ejecutarse. Al aparecer la noticia en este periódico que el policía condenado por torturas iba a dirigir de nuevo un grupo operativo, el oficial volvió a solicitar la baja laboral.

Debido a que mientas dura la situación de incapacidad laboral no se puede realizar ningún tipo de trámite administrativo, hace pocos días el policía pidió el alta médica. No lo hizo para reincorporarse a su antiguo puesto, sino para solicitar inmediatamente la excedencia como funcionario del ayuntamiento de Palma, que fue aceptada. Esta solicitud está relacionada por su contratación como policía local en el ayuntamiento de Pollença. El agente condenado se incorporó hace unos días a su nuevo empleo, según confirmaron fuentes municipales.

A este funcionario se le condenó por la agresión a un joven que había sido detenido, cuando estaba en estado ebrio, por un incidente con un grupo de policías. El arrestado fue llevado al cuartel de San Fernando. A pesar de que no era una persona peligrosa, se le esposó con unos grilletes a una silla, lo que impedía cualquier posibilidad de defenderse.

El detenido se quejó de que las esposas le estaban provocando un intenso dolor en las muñecas. El policía Antonio G.M., que además es un experto en artes marciales, reaccionó propinándole una primera patada al detenido que le alcanzó la cabeza. Lanzó una segunda patada también en la cabeza y una tercera con menor fuerza. Mientras pateaba al detenido indefenso, el agresor no se dio cuenta que la cámara interna del cuartel estaba grabando la escena. La cinta demuestra cómo otros compañeros del policía están viendo la violenta escena y no hacen nada para detener al agresor. Uno de los agentes se dio cuenta y giró la cámara, para que enfocara otro ángulo.

El tribunal de la Audiencia de Palma condenó al agresor, pero también a los policías locales de Palma que presenciaron la escena y no hicieron nada para salir en defensa del detenido, que estaba esposado a la silla mientras recibía patadas y puñetazos. Esta sentencia fue recurrida y está pendiente de que el Supremo se pronuncie sobre el caso.

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