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John Lennon

El hombre que quiso levitar en Manacor

Entre 1969 y 1972 el Maharishi impartió unos cursos de meditación trascendental entre Calas de Mallorca y Cala Millor. Los tres inviernos que John pasó en Mallorca

Como dos turistas más. John y Yoko en el claustro de Sant Vicenç Ferrer de Manacor.

Era septiembre de 1969 cuando John Winston Lennon rompía con meses de tensión y discusiones con el resto del grupo que llegó a ser más conocido que Jesucristo. Él y la también archiconocida Yoko Ono, hacía poco que se habían casado en Gibraltar y encamado durante una semana en una habitación del Hilton de Amsterdam, reclamando la paz mundial e implorando (otra vez a Jesucristo), no ser 'crucificados' por ello. Otros tantos meses después, Lennon volvió a buscar a su Mesías en un hotel. Fue en Calas de Mallorca, una urbanización incipiente en el municipio de Manacor, donde, según palabras del Maharishi Mahesh Yogi, nacido Mahesh Prasad Varma y a la sazón gurú hindú fundador del movimiento Meditación Trascendental, soplaba directamente el viento proveniente de las cimas del Himalaya. Casi nada.

La verdad suele ser más pagana: la organización encontró en este lugar el sitio idóneo para sus espirituales cursos caros; es decir, pocos hoteles (en aquellos momentos tan solo cuatro), apartados de los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad y a(isla)dos del ruido continental. Esa es la tesis que planteada de inicio en la comunicación Un músic de llegenda a Manacor: John Lennon, presentada hace unas semanas en las IX Jornades d'Història Local por la experta musicóloga Bàrbara Duran, que sostiene que el exbeatle pasó no uno sino tres inviernos (entre 1969 y 1972) en Calas de Mallorca y Cala Millor, buscando, sobre todo, levitar.

Lennon ya conocía al Maharishi de su estancia en la India junto los Beatles y otras celebridades del rock y la interpretación en 1968. La misma que pareció acabar como el rosario de la aurora, pero que en realidad no interrumpió el contacto entre el músico y el gurú.

M. M. Yogi desembarcó junto a su amplio séquito de secretarios personales y profesores afines en noviembre de 1969 para instalarse en el hotel Samoa. "Eso lo recuerdan perfectamente, por ejemplo, en la Floristería Fullana de Manacor, ya que cada día y durante meses, la organización de Maharishi acababa con prácticamente todas las flores de la tienda". Lo que a su vez aprovechaba Catalina Riutort, dueña de un souvenir cercano al hotel María Eugenia donde se celebraban los cursos, "para coger cada día a primera hora su coche, irse a Palma y llenarlo hasta los topes de más, para estar de nuevo en Calas a las nueve y media".

El conocido naturópata Cosme Pila es otro de los que recuerda bien tanto al Maharishi como al matrimonio Lennon-Ono. Según él, en los cursos de meditación trascendental llegaron a participar unas 6.000 personas en 1971, cuando la comitiva tuvo que ampliar y alquilar hoteles también en Cala Millor. Los clientes eran muy solventes, léase empresarios, estrellas del arte y hombres de negocios estresados de catorce países distintos, aunque mayoritariamente de Estados Unidos, Holanda y Gran Bretaña. Quien sino podía pagar las 1.500 pesetas que valía una charla final de cuarenta minutos con el hombre menudo, peludo y sonriente.

John Lennon estuvo allí, Mike Love, de los Beach Boys, también. Yoko Ono solamente en cuerpo, puesto que su espíritu, dicen quienes la vieron por allí, estaba en otra parte. Ni comía ni cenaba con el grupo, ni, claro está, participaba de sus ejercicios. Prefería regañar a John, quien según Pila "era un hombre de trato abierto y superextraordinario".

Levitar, no tocar el suelo, el karma y levitar. Esa era la obsesión del compositor de Imagine. Y lo intentó con la denominada Inteligencia Creativa, una especialidad 'yóguica' que prometía la liviandad y el despegue del suelo. No hay pruebas de que (físicamente) lo lograra. El pequeño hindú de la túnica sí que en cambio lo consiguió varias veces; en concreto cuando dicen que llegó a utilizar un helicóptero para poder viajar desde Cala Millor a Calas de Mallorca y predicar en ambos lados de la misma costa el mismo día.

Un día cualquiera

Para los hoteleros de la zona fue un chollo. Lleno hasta los topes en temporada baja, desestacionalización casi en Navidad, la panacea. Pero... ¿Cómo era una jornada cualquiera entre noviembre y marzo en los cursos de la Organización?. Según una crónica de noviembre de 1971 publicada por el periodista Sebastià Verd en ABC. Los hombre del Maharishi lo controlaban todo, desde los servicios de comedor y cocina, hasta los almacenes y bodegas: "los cocineros pertenecen también al grupo, así como los camareros". "El programa viene establecido por el desayuno entre las ocho y las diez, el almuerzo de una a tres, y la cena, de siete a nueve. A las nueve tienen una lectura con el Maharishi. Ahí se explica el camino que se debe seguir hacia la felicidad a través de la meditación trascendental. No beben ni café ni licores". Cuenta además que el Maharishi apenas salía de sus habitaciones floreadas, "situadas en la planta séptima de su hotel, donde también se alojan sus tres secretarias y donde están instaladas las oficinas".

Cosme Pila asegura que en su presencia no hubo consumo de substancias estupefacientes, aunque el punto de las bebidas prohibidas o del veganismo no está tan claro. De hecho era frecuente que la Organización encargara periódicamente a una carnicería especializada de Manacor, 400 pechugas de pollo para preparar sus manjares.

Y aunque las crónicas nacionales de la época hablen de la falta de presencia española y mallorquina en los cursos, sí que es sabido que además de Pila, pudieron compartir experiencias con el gurú hindú, los manacorins Llorenç Morey, el periodista Rafel Ferrer Massanet o el pediatra Pedro Alcover Suau, muy interesado en los ovnis.

"Está claro que no podían permanecer siempre en el hotel y que tenían que salir comprar, por ejemplo", explica Bàrbara Duran, "para muchos fueron las primeras túnicas que vieron en Manacor". Posiblemente antes de su visita a los juzgados, John y Yoko también pasearan tranquilamente por la ciudad, "aunque dudo que muchos vecinos, supieran quienes eran aquellos extranjeros".

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