Unos trabajos rutinarios para el soterramiento de los cables del alumbrado público en las inmediaciones del Ayuntamiento, han puesto al descubierto dos tramos más del foso romano de ses Salines, de más de 2.000 de antigüedad, y que certifican plenamente la hipótesis que ya venía siendo estudiada desde hace años sobre el asentamiento saliner y que ahora ofrecerán mucha información sobre la historia antigua de Mallorca. Se trata por el momento, además, del único foso de la época encontrado en Balears, lo que le confiere un especial interés arqueológico.

Bernat Roig, arqueólogo y alcalde de ses Salines, confirma que fue durante la semana pasada cuando los restos fueron detectados, en los primeros números de la calle Rector Ferrando y pudieron empezar a excavarse con la ayuda de dos arqueólogos y tres miembros de la brigada municipal. "Se trata de un trozo de foso de entre tres y tres metros y medio tanto de anchura como de profundidad, tallado sobre piedra y marés y en forma de 'uve', para que así fuera más efectivo defensivamente hablando y el enemigo no pudiera moverse con facilidad al tiempo que era visto".

Aunque no se conoce todavía el perímetro exacto del antiguo foso de ses Salines (el historiador Norat Bauçà hizo en 1987 una primera aproximación), se sabe que no es cuadrado como la mayoría de los romanos "sino que este sería trapezoidal, una excepción motivada seguramente por la adecuación de quienes lo construyeron a los desniveles en el terreno que pudieran encontrar". Por la disposición de los restos hallados hace dos años cerca de la iglesia y estos dos nuevos tramos (el segundo empezó a excavarse ayer al mediodía en la calle Sa Pau), coincidiría bastante con un actus, una medida romana de superficie que equivaldría a 35.489 metros cuadrados. Medida insuficiente sin embargo para acoger una legión romana, compuesta en aquellos tiempos por 5.000 hombres.

Dentro del recinto que ocuparía el castrum (campamento permanente que contaría también con una muralla y cuatro torres defensivas), actualmente ocupado por la casa consistorial, viviendas y solares particulares, la plaça Major o la iglesia, entre otros edificios, se han podido encontrar durante décadas, además de cerámica, tambores de columnas de época romana (a partir del 123 a.C.), pondus, una espada, depósitos de grano o sarcófagos.

Un proyecto que da frutos

En este primer tramo excavado de la calle Rector Ferrando los arqueólogos han podido encontrar diversos trozos de cerámica talayótica y púnica ebusitana, además de huesos de animales. Estos y los demás hallazgos que se produzcan esta semana (todo ello pagado por el consistorio saliner como promotor de las obras) serán debidamente catalogados y llevados al Museu de Mallorca. Todo ello servirá además para certificar la planimetría del foso, un trabajo a cargo de Tomeu Vallori.

Y es que tanto él como el alcalde Bernat Roig fueron, hace dos años, los impulsores del proyecto de estudio La romanització a Mallorca. El cas del fosat romà de ses Salines, que este agosto cumplirá su tercera edición. Hace dos veranos ya se excavó en un lateral de la iglesia de Sant Bartomeu, aunque no se pudo llegar a tanta profundidad.