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Noche de trabajo por el Ramadán

Una empresa local productora de fresas permite a los trabajadores musulmanes flexibilizar el horario para compatibilizar la labor en el campo con el ayuno religioso

Los trabajadores deben portar linternas en los cascos para recoger las fresas. joan payeras

La empresa productora de fresas Frespi, con sede en sa Pobla, decidió que sus empleados, la gran mayoría de nacionalidad magrebí, que trabajan en las tareas de recolección del producto, realizaran su jornada laboral en horario nocturno durante la época del Ramadán, que empezó a celebrarse el pasado día 6 de junio y durará hasta el próximo 6 de julio.

Los trabajadores cubren actualmente su jornada de las 4 de la madrugada a las 11 horas de la mañana, mientras durante el resto del año la hacían en jornada partida de 8 a 13 horas y de 15 a 18. Con el actual horario, "además de evitar las altas temperaturas diurnas que llegan a acumularse en el interior de los invernaderos de plástico, bajo los cuales se cultiva la fresa, los trabajadores empiezan su jornada una hora después de haber realizado su última comida, que es a las 3 de la madrugada, y llegan debidamente alimentados y se liberan del gran esfuerzo a que les someten sus largas horas de ayuno", explica Tolo Crespí, uno de los miembros de la empresa familiar que lleva más de 40 años en el sector.

Linternas específicas

Según Crespí, se tomó esta iniciativa, que ya vienen aplicando los productores andaluces de Huelva y Almería, de común acuerdo con los trabajadores, que la aceptaron de buen grado. Y añade que "el año pasado ya queríamos llevar a término esta experiencia, pero nos decidimos un poco tarde y no tuvimos tiempo a que nos proporcionaran las linternas específicas para la recolección de la fresa por su apropiada temperatura y color para esta labor". Se trata de las linternas que utilizan los trabajadores, colocada en su frente, comparables a las que tanto nos tienen acostumbrados los mineros.

Las mencionadas linternas se fabrican en Barcelona y no son las mismas que en la península se emplean para la recolección del tomate u otras hortalizas, pues cada fruto exige que la lámpara esté adaptada a la proyección de su debida temperatura y color de luz.

La productora Frespi ocupa a lo largo del año una quincena de trabajadores magrebíes debidamente reglamentados y están satisfechos de su rendimiento laboral. "Hace años -comenta Tolo- mi padre ocupaba a unas cincuenta mujeres para estas labores de recolección, selección y envasado del producto, pero hoy resulta muy difícil encontrar jornaleros del campo que no sean inmigrantes".

Cabe señalar que la recolección de la fresa se realiza manualmente en su totalidad, "si bien hay máquinas apropiadas para esta labor, pero solo se utilizan para la recolección de la fresa que se destina a su industrialización, como la mermelada u otros productos, ya que la máquina deja dañado el fruto, inservible para el mercado", aclara Crespí.

La extensión cultivada en la finca Can Capallí, propiedad de los Crespí, alcanza las cuatro hectáreas, que producen en torno a los 130.000 kilos por campaña, "siempre dependiendo de la climatología y otros factores puntuales que ponen en riesgo cualquier tipo de producción agraria", sentencia Tolo.

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