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43 años de una afición que se acaba

La edad y la falta de un relevo generacional hacen que Barceló deba entregar todos sus ejemplares al COFIB

Detalles de un ejemplar de tortuga mediterránea.

Era el año 1973 cuando Miquel Barceló recogió una tortuga mediterránea (Testudo hermanni) que encontró en un lateral de una carretera y que parecía haber sido golpeada por un coche. La dejó en el patio de su taller. Cuando lo supieron, amigos y vecinos no tardaron en regalarle otros ejemplares de tortuga que tenían en sus casas y que ya no querían seguir cuidando. De esta manera la colonia fue creciendo, lo que le obligó a adecuar el patio donde las tenía, con el fin de llevar un mejor control.

Años más tarde se puso en contacto con el Consorci per la Recuperació de la Fauna de les Illes Balears (COFIB), para legalizar su situación de criador. Ahora, 43 años después y a sus 82 años, Barceló ha decidido, muy a su pesar, dejar esta labor de criador, ya que además de suponer una gran responsabilidad, no ha encontrado a otra persona que quiera seguir.

Es por ello que durante las próximas semanas hará entrega de todos los ejemplares al COFIB para que sus tortugas mediterráneas puedan ser redistribuidas para así repoblar diversas fincas de Mallorca, como ya se ha hecho en diversas ocasiones con las tortugas criadas en el patio de Miquel Barceló Mas.

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