el estado de abandono de la mansión de John Barry ha propiciado que en los últimos años se hayan desvalijado prácticamente todos los elementos de cierto valor que presentaba el inmueble. Los cacos han limpiado la casa de estatuas, baldosas y elementos de baño, además de los cables. En la legislatura pasada, el Ayuntamiento llegó a ejecutar dos órdenes de cierre de la propiedad.
El regidor Joan Monjo explica que la mansión llegó a estar finalizada en un 95 por ciento a finales de los años 70, pero a raíz de los múltiples robos "actualmente puede decirse que solo está acabada en un cuarenta por ciento". A pesar de ello, la vivienda "no está en ruinas" debido a la calidad de los materiales de construcción que se usaron.