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Entrevista

Maria del Camí Dols Martorell: "Parece increíble, pero el diezmo se siguió pagando hasta el siglo XIX"

"Tanto si la cosecha era buena como mala, los payeses estaban obligados a pagar el impuesto"

Maria del Camí Dols Martorell es doctora en Historia Medieval.

La historiadora experta en la Edad Media ofreció una conferencia el pasado martes por la noche en el edificio de las Cases dels Mestres de la localidad de Santa Maria sobre los diezmos, impuestos de procedencia medieval que percibían el Rey y el Capítulo Catedralicio y estuvieron en vigor en Mallorca hasta el siglo XIX. Maria del Camí Dols Martorell realizó su tesis doctoral sobre esta cuestión.

-¿Qué eran los diezmos y en qué consistían?

-Era un impuesto que gravaba con un diez por ciento las cosechas de trigo, aceite, vino, hortalizas y animales que hubieran nacido durante el año.

-De la cosecha parecía fácil calcular el diez por ciento, ¿pero cómo se valoraban los animales?

-Dependía del lugar de procedencia y de la raza de los animales. Hoy en día sería muy difícil aplicar el diezmo que pagaban por los animales. En las cosechas era muy fácil, ya que era el diez por ciento del total de la producción obtenida. Según las medidas de aquella época, se hablaba de ‘quartes de blat’ y de ‘quintars’ de aceite y vino.

-¿Cómo se introdujo este impuesto medieval en el Reino de Mallorca?

-Con la llegada del Rei Jaume I. A partir del año 1230 y por los privilegios otorgados por el Papa Urbano II, el Rey tenía la potestad de recaudar la integridad del diezmo en todo los territorios conquistados a los musulmanes, ya que actuaban como cruzados.

-¿Cómo fue que el diezmo se llegó a repartir con la Iglesia?

-En el año 1238 se alcanzó el primer acuerdo entre el Rey Jaume I y Ramón de Torrels, primer obispo de Mallorca, para que la iglesia percibiera un tercio del diezmo. Posteriormente, en el año 1315, con el reinado del Rei Sanç, fue cuando el Rey llegó a un acuerdo con el obispo Devilanova para repartirse el diezmo al cincuenta por ciento para la Casa Rel y la Iglesia. Sin embargo, según los estudios realizados sobre esta cuestión, nunca llegó a aplicarse este reparto, ya que la parte del Rey siempre fue un poco superior a la de la Iglesia.

-¿Hasta qué año los campesinos tuvieron que pagar este impuesto?

-Aunque parezca increíble, este impuesto estuvo en vigor hasta el siglo XIX. Finalmente fue abolido con la desamortización de Mendizábal.

-¿Este impuesto podía ser un gravamen insuperable para los campesinos que estaban obligados a pagarlo?

-Sí, claramente, ya que se trataba de una sociedad que dependía del clima y de la tierra. Tanto si la cosecha era buena o mala, el campesino estaba obligado a pagar este impuesto.

-¿Se podría dar el caso de que una vez pagado el impuesto no quedara suficiente cosecha para que el campesino pudiera vivir dignamente?

-Claramente, ya que no se vivía, sino que se sobrevivía. Incluso se debía importar trigo de otras zonas del Mediterráneo. El robo de cualquier partida de estas importaciones, aunque fuera para dar de comer, estaba penado con la muerte.

-¿Cómo reconvertían las cosechas en metálico tanto el Rey como el obispado?

-En primer lugar se hacía el recuento de todo lo obtenido durante el año. Posteriormente se encomendaba a los ‘portadores de Lletres’ que fueran a todas las parroquias de fuera de Ciutat a efectuar la ‘crida’ a todos los de la Part Forana para que pudieran asistir a la subasta del diezmo, a los lugares y fechas establecidos. La subasta de las hortalizas se efectuaba en la Plaça del Pa de Ciutat, el último domingo de enero. Muchas veces coincidía con la subasta de los animales, que se celebraba los días 16 y 17 de enero. Por su parte, el diezmo del aceite era el 21 de septiembre en el municipio de Bunyola, el del vino se llevaba a cabo el 24 de agosto en Inca y el de los cereales se celebraba siempre el primer domingo de mayo en la localidad de Sineu (fecha en la que actualmente todavía se celebra la gran feria agrícola en el municipio del Pla).

-¿Cómo era la sociedad balear en la época medieval?

-Con el estudio que he realizado he podido demostrar que tanto en Mallorca como en Menorca existía una especialización agricola y ganadera muy importante en la edad medieval.

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