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El Calobra, 50 años navegando

Joan Mayol estrenó en los sesenta la primera golondrina turística con la que dio empuje a una empresa que hoy, bajo el nombre de Barcos Azules, es líder en el sector

Hasta la aparición de la golondrina, el transporte de viajeros se hacía a bordo de ´llaüts´.

Corría la década de los años sesenta cuando Sóller estaba de lleno en la efervescencia turística cuando un empresario, un visionario de la época, dio el primer paso para adentrarse de una forma crucial en el mundo del turismo náutico. Joan Mayol estrenaba la primera golondrina turística con la que dio empuje a una empresa que hoy, con la perspectiva que dan más de cincuenta años después y bajo el nombre de Barcos Azules, es líder en el sector turístico y náutico en Sóller.

Hay que remontarse a 1966 cuando Mayol botó el Calobra. Entonces este empresario regentaba una fábrica de tejidos instalada en la calle de Sa Mar (un sector que vivía una profunda crisis de la que nunca más saldría) y varias embarcaciones de pesca. La nave que entonces estrenaba hoy se ha convertido en una joya de la navegación turística. Con esta pequeña barca se dio el espaldarazo a una nueva industria en el Port de Sóller que hasta ese momento navegaba en precario, sobre todo si se tiene en cuenta que, hasta que la golondrina no estuvo operativa, el transporte de viajeros por mar se hacía a bordo de llaüts y embarcaciones que estaban concebidas para la pesca, no para llevar pasajeros.

Como muestra de los buenos resultados que dio esta barca es que con el paso de los años la empresa fue incorporando nuevas golondrinas para cubrir un segmento turístico que en Sóller iba al alza, lo que despertó el interés de otras empresas que también se dedicaron al transporte de turistas por mar. La embarcación hoy protagonista fue construida con madera en los astilleros de Diego Fuentes, en Palma, siguiendo las líneas y el estilo del momento trasladado al diseño de barcas. La nave, una golondrina, con sus 17 metros de eslora y los 4,5 metros de manga, estaba propulsada por dos motores de 170 caballos de potencia cada uno -de la marca Volvo Penta- que le proporcionaban una velocidad máxima de entre 14 y 16 nudos. Tenía capacidad para 90 pasajeros con todas sus comodidades.

Con el Calobra operativo, la pequeña naviera con sede en el Port de Sóller ponía la primera piedra de un negocio que con los años iría expandiendo hasta lo que es hoy Barcos Azules, nombre que adoptó a partir de 1981. La embarcación, pequeña si se compara con el resto de naves que hoy en día se dedican al transporte de turistas, se dedicó a cubrir la ruta con Sa Calobra y Cala Tuent, pero también hacia Sa Foradada y otros lugares pintorescos de la costa, convirtiéndose en un importante atractivo para los turistas de aquella época. Como en la actual.

La barca pionera de los 'Capapuig' alcanza estos días su 50 aniversario y lo conmemorará hoy con una gran fiesta. Y, como en sus inicios, zarpa a diario del Port para cubrir las mismas rutas marítimas que acompañan a los visitantes por los acantilados de la costa norte de la Serra de Tramuntana. Cinco décadas después lo hace con unos aspectos técnicos mejorados y adecuados a nuestros tiempos, ya que en 2003 fue sometida a una profunda modernización.

Conservando todos sus elementos característicos que la hace única, la golondrina recibió un nuevo puente de mando y nuevos equipamientos técnicos de acuerdo con las directrices que marca la Marina Mercante en materia de seguridad. Actualmente la embarcación está propulsada por unos motores de 400 caballos. que ayudan al Calobra cubrir las rutas que realiza hasta Sa Calobra, el Torrent de Pareis o a mar abierto para que los turistas disfruten del espectáculo de las puestas de sol.

Los sucesores de la empresa iniciada por Joan Mayol recuerdan que la incorporación del Calobra por parte de su abuelo fue "un gran avance significativo" ya que "fue una auténtica revolución en el transporte de pasajeros". Así lo explican los hermanos Óscar y Santiago Mayol, que forman parte de la dirección de Barcos Azules, una empresa que actualmente tiene en nómina de diez embarcaciones de distinto tamaño que ofrecen en su conjunto 1.582 plazas turísticas.

Al igual que en sus inicios, Barcos Azules se dedica a cubrir diariamente las excursiones marítimas con Cala Tuent y Sa Calobra. Pero el negocio se ha adaptado a los nuevos tiempos ofreciendo nuevos productos de acuerdo con las preferencias de los viajeros. La ruta hasta Sa Calobra constituye la espina dorsal a la que se le suman otros destinos como Sa Foradada, San Telm, Sa Dragonera, Formentor y, incluso, Ciutadella de Menorca.

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