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Santa Maria

Denuncian intentos de envenenamiento masivo de perros junto a un parque infantil

Desde agosto de 2015 hasta hace una semana se han registrado cinco casos de intoxicación con el resultado de tres muertes - Los propietarios han organizado una concentración

Arriba, dos mujeres cuelgan carteles de la concentración del domingo.

Los propietarios de animales domésticos que residen en Santa Maria tienen muchos motivos para estar preocupados por la salud de sus mascotas. En las últimas semanas se han multiplicado los intentos de envenenamiento de animales mediante la colocación por parte de desconocidos de diferentes cebos de sobrasada mezclada con un producto tóxico en diversos puntos de una misma zona urbana: los alrededores de la plaza de Can Orell de la localidad del Raiguer.

El caso es especialmente grave porque desde agosto del pasado año, cuando se registró el primer caso, han sido intoxicados cinco perros, con el resultado de tres muertes, además de un número indeterminado de gatos. Se da la circunstancia de que en esta plaza existe un parque infantil, por lo que la campaña de envenenamiento de perros también ha levantado una justificada alarma entre los padres y madres que suelen acudir con sus hijos a la zona de ocio por la posibilidad de que algún pequeño acabe ingiriendo un trozo de comida intoxicada. "Los efectos del veneno son fulminantes", avisan algunos de los propietarios de perros afectados.

Los últimos casos registrados de intento de envenenamiento de perros se produjeron los pasados días 19 y 20 de mayo, cuando tres canes comieron los cebos tóxicos y a los pocos minutos empezaron a notar los primeros síntomas. Dos de los animales salvaron la vida porque sus propietarios "actuaron con rapidez", aunque el tercero acabó muriendo.

Diarreas y temblores

El informe veterinario correspondiente a César, nombre de uno de los perros afectados el pasado día 19, diagnostica una "posible intoxicación" por haber comido "una bola oscura de varios centímetros" que estaba en el suelo. "Pocos minutos después ha empezado con babeo, debilidad del tercio posterior, diarreas y temblores. Poco antes de llegar a la clínica se ha caído al suelo", explica el informe. Otros síntomas del envenenamiento fueron "dolor abdominal, 39,9 grados de fiebre, estado mental con leve depresión, pulso femoral débil y mucosas pálidas". El animal estuvo 48 horas ingresado hasta que experimentó una mejoría progresiva.

El peligro de intoxicación se ha incrementado peligrosamente en los últimos días. Al parecer, el pasado martes se encontraron en el suelo hasta siete bolitas de sobrasada presuntamente intoxicada. Todas ellas se hallaron en el entorno de la plaza de Can Orell, entre las calles Balanguera y Rei Sanç de Santa Maria.

Concentración de protesta

Ante la gravedad de los hechos, un grupo de propietarios de perros ha decidido pasar a la acción para denunciar públicamente estas prácticas criminales. Han creado un grupo de whatsapp para estar en contacto y han convocado una concentración el domingo a partir de las doce del mediodía en la plaza de Can Orell para expresar el rechazo del pueblo a los envenenamientos de animales.

Desde hace días, los organizadores se han encargado de colgar carteles informativos en diferentes puntos del pueblo para que la iniciativa se difunda rápidamente. "Solo queremos informar a la gente para que esté atenta", explican. El cartel que anuncia la concentración, que lleva el título 'No més verí', avisa a la población de que nadie está exento del riesgo, "ni los niños ni los animales".

Los diferentes casos han sido denunciados ante el Seprona de la Guardia Civil, que se quedó una muestra de cebo intoxicado para su análisis, y también se ha producido una reunión entre afectados y el alcalde de Santa Maria. "El regidor se comprometió a incrementar la presencia policial, pero de momento no se ha notado", lamenta la propietaria de un perro. Estos casos han provocado "mucha psicosis" entre los residentes, que no se atreven a pasear a sus mascotas por la zona. Quienes sacan a sus perros a la calle les colocan un bozal para evitar que coman uno de los cebos.

Algunos afectados sospechan de un vecino en concreto por los antecedentes conflictivos que tiene con otros residentes y porque suele increpar a los propietarios de perros, aunque no existe ninguna prueba de su relación con los hechos. "Solo podemos informar a la gente para ver si entre todos cazamos al responsable", apuntan.

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