Un año más, y ya van trece, la plaza Major de Binissalem se convirtió en un gran escaparate de la piedra, material noble con grandes posibilidades moldeables ya sea para crear piezas artísticas o bien utensilios prácticos. Fiel a su tradición, la XIII Fira de la Pedra i l'Artesania de Binissalem mantuvo su formato habitual, aunque con algunos cambios para diferenciarse de la edición anterior. Este año, el centro de la plaza estuvo decorado con la recreación de una sitja de carbón y una barraca, cómo no, realizadas en piedra y otros materiales rústicos que reforzaban su gran parecido con este tipo de construcciones tan habituales en la Mallorca de no hace tanto tiempo.

Otro elemento que llamó mucho la atención de los visitantes, que acudieron en masa a Binissalem animados por el clima casi estival, fue una pajarera de piedra que casi parecía un viejo edificio religioso. Alrededor del palco ubicado en el centro de la plaza se colocaron numerosos elementos realizados con el material noble que da nombre a la feria. Cubiertos, mesas, lavaderos, morteros, tableros de ajedrez o esculturas exquisitamente pulidas fueron algunos de los ejemplos del carácter moldeable de la piedra que fueron muy fotografiados por los visitantes.

Pero no solo de piedra vive la feria. En los alrededores de la plaza se ubicaron diversas exposiciones de motos y coches antiguos a cargo del grupo Es Pedacet, mientras que en el parque de la Rectoria podía visitarse una interesante muestra de carruajes antiguos y herramientas tradicionales del campo, así como una exhibición de palomas mensajeras. A mediodía pudo verse al president del Consell, Miquel Ensenyat, y al alcalde de Binissalem, Jeroni Salom, visitando la muestra de aves.

Además, el programa ferial incluía actividades para todos los gustos durante toda la jornada dominical. A primera hora, un pasacalles con los 'caparrots' dio la nota por las calles del centro. La agrupación folclórica del Tall de Vermadors ofreció una actuación de 'ball de bot' detrás de la iglesia y otros espectáculos musicales amenizaron el día en diferentes horarios. También destacó la multitudinaria comida de 'fideus amb conill' que se sirvió bajo el porche de la Escola Graduada.