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El renacimiento de los Cossiers d´Alaró

El grupo de danzantes, cuya antigua tradición ha sido declarada como Fiesta de Interés Cultural, fue recuperado hace casi 25 años gracias a un intenso trabajo de documentación sobre sus orígenes

El renacimiento de los Cossiers d´Alaró

­Al toque del flabiol y el tamborí (caramillo y tamboril), adornado con el suave sonido de los cascabeles, los Cossiers de Alaró dan sus primeros saltos de este año. Unos saltos más intensos que nunca y que representan el orgullo de un pueblo al ver como uno de sus elementos festivos más emblemáticos ha sido declarado Fiesta de Interés Cultural.

La fiesta de los Cossiers en Alaró es vivida y compartida no solo por los miembros de la comunidad alaronera, sino también por la gente que viene de otros lugares y que quiere vivir la experiencia de verles bailar.

A un año de cumplirse el vigesimoquinto aniversario del primer baile tras su recuperación, los danzantes más veteranos recuerdan que en aquellos primeros tiempos no les seguía tanta gente y eran pocos los jóvenes que querían ser cossier.

Francesc Vallcaneras fue uno de los impulsores de la recuperación. Tras un laborioso trabajo de investigación y documentación escribió un libro sobre los Cossiers de Alaró al sentirse, según afirma, con el deber de poner en conocimiento de la gente toda la documentación de que disponía. Vallcaneras explica que esta recuperación era "una obligación para los alaroners". Había mucha gente implicada: antiguos danzantes, gente con ganas de bailar y modistas dispuestas a hacer los trajes. El Ayuntamiento y la Iglesia se mostraban colaboradores de la recuperación. Se estaba ante una realidad dormida, pero no muerta: solo se trataba de volver a empezar.

Colaboraciones varias

Para ello, hizo falta la ayuda de mucha gente. Aina Sansó, folclorista e impulsora de la recuperación de los cossiers de Manacor, junto a Pep Toni Rubio, intentaron recuperar la música y adaptar las partituras al caramillo. Todas las músicas que acompañan a los cossiers se hacen a partir de este peculiar instrumento de viento, el caramillo o flabiol, un tamboril y les xeremies. El flabiol alaroner es un instrumento único por sus características, ya que es más largo que los demás. Esta característica dificultó esa labor de adaptar la música: no solo hubo que adaptar las partituras al caramillo, sino que luego tuvieron que adaptarlas al flabiol de Alaró.

La recuperación de las danzas fue más complicada, ya que muchos de estos bailes habían ido cambiando; llegando algunos de ellos a desaparecer. En este momento tuvo gran importancia la ayuda que podían prestar los últimos cossiers de la anetrior etapa; por ello, Pedro Ferragut, conocido como Mestre Perico, guió a los nuevos danzantes en sus inicios.

Las danzas que bailan hoy los cossiers representan una lucha entre el bien y el mal, y aunque el dimoni no participe en todas, siempre es vencido. En general, y a diferencia de otros sitios, se mantuvieron las músicas religiosas. No obstante algunos bailes como La Cadena, conocido actualmente como S´embull, puede que tuviera su origen en bailes que se representan en calles y plazas y no tanto en las procesiones. Se trataba de actuar de forma cautelosa al adecuar los bailes religiosos con los más festivos.

En cuanto a la indumentaria, los vestidos de los Cossiers de Alaró son prácticamente idénticos a los antiguos; basándose en las fotografías del año 1939. Se trata de seis trajes para los cossiers y uno para la figura de la Dama. Los de los cossiers son idénticos, aunque de tres colores diferentes: dos rojos, dos rosas y dos celestes; mientras que la Dama va de blanco, símbolo de pureza femenina.

En su vestimenta figuran muchos elementos femeninos -prueba de su origen en las antiguas divinidades agrarias femeninas- como son las puntillas, faldas, medias, cintas o lazos, entre otros. Además, en sus medias están cosidos cascabeles, igual que en los sombreros que llevan. Llevan alpargatas blancas atadas al tobillo con un lazo del mismo color que su traje.

La figura del dimoni acompaña al grupo en alguno de sus bailes. Se encarga de ordenar el público para que los cossiers puedan bailar y, además, juega con los jóvenes. Parece ser, por documentación antigua, que anteriormente había dos dimonis, uno joven y uno mayor, pero durante el trabajo del folclorista Vallcaneras nadie pudo corroborar esta teoría. Su indumentaria se compone de una chaqueta y unos pantalones de tela de sac. Además, por todas las partes de su cuerpo lleva pegadas unas cintas de color rojo y amarillo. El dimoni también lleva una máscara, que le cubre la cara, y una capucha con banyes.

Unas semanas antes de sus bailes, Antonia Pizá, fiel seguidora y partícipe de su recuperación, se encarga de preparar todos los trajes para los danzantes. Cose los cascabeles y los lazos en cada traje.

Sin embargo, la pieza fundamental en estos 25 años de recuperación de los Cossiers de Alaró son los propios danzantes. En estos últimos años son muchos los que han vestido el traje; aseguran que no se sabe el número exacto de las personas que han ocupado este puesto, aunque afirman haber sido entre unas 50 y 60 personas, siempre hombres, pues hasta ahora no se había presentado ninguna mujer.

En la actualidad son quince personas, entre ellas las dos primeras mujeres que han entrado a formar parte del grupo. Los mismos protagonistas explican que no siempre han sido tantos, llegando incluso a ser solo los siete danzantes. "Es muy bonito ser cossier el día de la fiesta, pero detrás hay muchas horas de ensayo".

Ensayos

A finales del mes de febrero retoman los ensayos, hasta el mes de agosto; ensayando una vez a la semana. En las ultimas semanas antes de la actuación intensifican los días y horas de trabajo. En agosto, ensayan dentro de la Iglesia de Alaró, pues el 16 de agosto es el único día que los cossiers entran en el templo.

Uno de los elementos característicos de los Cossiers de Alaró es la exclusividad de los días de sus bailes: el último sábado de mayo y el 16 de agosto. El baile del último sábado de mayo se creó al recuperarse la tradición y se celebra en la barriada de Los Damunt, núcleo original del pueblo, donde se ubicaba la primera iglesia.

El otro día en que se puede seguir sus bailes es el 16 de agosto, el día del patrón Sant Roc. Bailan por la mañana y por la tarde. Por la mañana lo hacen delante de la casa del alcalde y de la de los antiguos y nuevos cossiers. Finalizan con la correguda de joies. Por la tarde, se vuelven a vestir para bailar en la Iglesia y en la procesión.

En casi 25 años desde la recuperación solo han bailado tres veces fuera de estas fechas: la primera fue durante los actos de la celebración del centenario de la electricidad en Alaró en 2001; la segunda, durante las fiestas de Santa Tecla (Tarragona), en el año 2003, y la última, durante la inauguración de las obras de la Hospedería del Castillo de Alaró en septiembre de 2010.

Aunque el grupo está formado por personas de muy diferente edad, el más veterano lleva ya veinte años como cossier y uno de los que se estrena este año sólo tiene 18 años. Se entienden muy bien entre ellos, se compenetran y eso ha sido siempre así. Afirman no tener un esquema o un guión de quien debe bailar un día u otro, o vestir de un color y cuando les surge una duda piden el asesoramiento de Francesc Vallcaneras. Y es que como dijo un antiguo cossier, "al vestirte dejas de ser la persona que eres para ser cossier".

Resulta difícil para ellos mismos definir lo que se siente por la gran carga emocional que supone para todos formar parte del grupo. Explican que es "un sentimiento, una unión de muchas cosas, diferentes sensaciones y emociones". "Es no perder la identidad de un pueblo", siendo "un orgullo formar parte de esta tradición".

Las costumbres y tradiciones cambian y evolucionan, pero el encanto de los Cossiers de Alaró es que se han sabido adaptar a los tiempos que corren; han podido complementar y adecuar los elementos del pasado con los de la actualidad, sabiendo encontrar el lugar dentro de la sociedad en la que se mueven, convertidos hoy en el símbolo de identidad del pueblo alaroner.

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