Casi no hubo manos (ni bocas) para tanto dulce, trozos para tanto paladar expectante de probar el Pastís de Pobre más gran del mundo, un récord terrestre (algo más sencillo si se tiene en cuenta que prácticamente solo se elabora en Manacor) que ayer reunió en la plaza Rector Rubí de Manacor a varios centenares de personas, que fueron haciendo cola para obtener una de las porciones del susodicho a 1,50 euros, pulsera de la campaña comercial Manacoritza't incluida.

Un mastodonte de la repostería local elaborado, como no en Can Roca, de unos ocho metros cuadrados de superficie y 150 kilos de peso. Nada más y nada menos que 2.000 porciones fueron pasando por las manos y tenedores de los vecinos que quisieron colaborar con una buena causa, el proyecto de Aproscom Fundació denominado Som-riu, un juego de palabras tras el que se esconde un gran mural y varias acciones en pro de una mayor integración y reconocimiento.

La acción-celebración estuvo enmarcada dentro de la campaña organizada por un nutrido grupo de comerciantes de la zona centro de la ciudad, que fueron repartiendo pulseras verdes con las que acceder a una serie de ventajas en sus compras.

El Pastís de Pobre es relativamente reciente. Nació en Can Roca hace algo más de 30 años, y casi por casualidad, como una mezcla de ingredientes de otros pasteles. A partir de ahí, la receta se fue oficializando al mismo tiempo que crecía la demanda: tres capas de pasta por dos de crema (leche, azúcar y vainilla), coronadas con yema de huevo quemada y coco en los laterales. Los hay para 6, 16 o 24 personas y su producción es de una media de 12 unidades por jornada, los siete días de la semana; Aunque la cosa se dispara hasta más de 80 pasteles el día de Sant Antoni. 4.400 a lo largo del año y sin apenas crisis.

Jornada 'castellera' incluida

Media hora más tarde y a pocos metros del Palau, tuvo lugar (con lo que aquellos que quisieron pudieron combinar ambas cosas) la actuación cartelera conjunta entre los locales Al·lots de Llevant, quienes en el año de su 20 aniversario tuvieron a bien invitar a una de las calles más importantes del panorama de las estructuras humanas, es decir, a la colla Jove dels Xiquets de Valls, que no tardaron en demostrar toda su experiencia.