En las sesiones somnolientas para la revisión del plan general de ordenación urbana (PGOU) de Calvià, que han empezado a retransmitirse en directo por Youtube, ha surgido un protagonista que anima algo el cotarro entre discusiones tan áridas sobre directrices territoriales, planificaciones etéreas y parrafadas técnicas. Su nombre les sonará a los que siguen la actualidad calvianera desde hace años. Se llama Joseba Dañobeitia y es uno de los asesores externos que 'fichó' el Ayuntamiento para que interviniera en el proceso de modificación del mapa urbanístico del municipio.
Dañobeitia no es un recién llegado a la casa consistorial. En época de la alcaldesa Margarita Nájera, ya supervisó como alto cargo la redacción del anterior PGOU. En su papel actual como asesor, es un auténtico verso suelto en estas reuniones. En una de sus últimas intervenciones, expresó su sorpresa por que se le pidan tantas cosas al plan general, incluso qué hacer con los murciélagos del término, ironizó. Este arquitecto vino a decir que el PGOU está para lo que está: ordenar el urbanismo y fijar las necesidades de crecimiento. Su vehemencia y su lenguaje directo fueron de las pocas cosas que llamaron la atención en el 'streaming' municipal.
En la era política del supuesto esplendor de la participación ciudadana, los honorables regidores del ayuntamiento de Calvià (PSOE, PP, C's, Sí Se Puede y Esquerra Oberta) no han sido capaces todavía de consensuar una forma de que los vecinos puedan tener una presencia activa en los plenos municipales. El método para lograrlo -la revisión del Reglamento Orgánico Municipal (ROM)- sigue encallado. Ayer, hubo una nueva reunión de los partidos (llevaban casi un mes sin reunirse) y, por lo que se cuenta en Calvià, no avanzaron mucho a la hora de decidir hasta adónde debería llegar el poder ciudadano en las sesiones plenarias.
