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Entrevista

Bàrbara Cabrer: "Cuando empecé, la ordenanza era prácticamente la secretaria del alcalde"

Bàrbara Cabrer es la ordenanza del Ayuntamiento de Inca. Es una de esas funcionarias que han vivido mucho de la actualidad municipal y que siempre ha atendido con una sonrisa. Ahora, tras casi 30 años de servicio, se jubila

Bàrbara Cabrer, en el recibidor del Ayuntamiento de Inca.

Hasta el miércoles próximo Bàrbara seguirá en su puesto de la ventanilla de la planta baja de la Casa Consistorial después “solo vendré de visita”, dice sonriente. Allí nos recibe, y junto al gegant i sa geganta de Inca nos cuenta cómo ha sido su servicio a la ciudad.

—¿Cuándo y cómo entró en el Ayuntamiento de Inca?

—Mi marido era funcionario del departamento de Aguas y me avisó de que el ordenanza anterior se había despedido. Me presenté y me cogieron. Era el año 1989.

—¿Cómo? ¿A dedo?

—No, hombre no. Tuve que pasar unas oposiciones, pero no eran como las de ahora. Me recordaron cuando nos examinábamos. Te hacían unas cuantas preguntas sobre la Constitución y cuatro cosas más y prou.

—¿Cómo era su trabajo entonces?

—El ordenanza, en aquellos años, era la mujer o el hombre para todo. Yo entré con Antoni Pons, que en paz descanse, como alcalde y prácticamente era su secretaria. No era como ahora que el alcalde tiene a su secretaria y un despacho grande. Ahora es muy diferente; prácticamente los últimos años he hecho tareas propias de un auxiliar administrativo: atender la ventanilla de información, sobre todo.

—¿Con cuantos alcaldes ha trabajado?

—Con Antoni Pons, con Jaume Armengol, Pere Rotger, Rafel Torres y con Virgilio Moreno.

—¿Y con cuál se ha llevado mejor?

—¡Ay que pregunta! Me pone en un compromiso porque lo cierto es que con todos me he llevado bien, lo que ocurre es que yo a Antoni Pons le recuerdo con mucho cariño. Piense que fue el que rocé más. Ahora con el fax, el ordenador y todos los adelantos cualquier trámite es sencillo. Entonces teníamos que ir a llevar documentos a las diferentes conselleries cada semana. Antoni Pons pedía un taxi y me decía: “Au Bàrbara, acompanyem”.

—¿Se ha perdido algún pleno?

—A menos que estuviera enferma, he asistido a todos. Y ha veces he tenido que ir a buscar cena para los concejales porque algunos acababan a la una de la madrugada.

—¿Recuerda alguna anécdota?

—Bueno, en la ventanilla de información me han pasado cosas graciosas. Por ejemplo, a veces vienen extranjeros a pedir un certificado, no saben con certeza el que necesitan y te piden uno de cada para tenerlo en casa. También me he encontrado con gente muy enfadada y hay que tener mucha paciencia.

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