El tradicional Sermó del Enganalla de Llucmajor ya es fiesta de interés cultural. Así lo decidió ayer por unanimidad el pleno del Consell de Mallorca "para poner en valor la fiesta y para que tenga las garantías necesarias de continuidad", explicaba ayer el conseller insular de Cultura, Francesc Miralles. Se trata del discurso que únicamente se pronuncia el día de Pascua en el convento de los franciscanos de Sant Bonaventura y cuyo nombre proviene de la simulación de duelo que hacen el organista y el predicador, que tratan de engañarse mutuamente.

Parece ser que el Sermó de la Enganalla es un vestigio que entronca con la antigua costumbre del Risus Paschalis, o risa de Pascua, extendido por Europa durante la Edad Media como reacción al periodo de recogimiento y penitencia que suponía la Cuaresma y el ayuno riguroso. Y para poder poder acudir después a la procesión de l´Encontrada con la seguridad de comerse las panades.

El celebrante pronunciaba entonces el sermón que, si se prolongaba demasiado, hacía que el órgano y el coro empezaran a cantar para dar por finalizada la celebración. En la obra El convent de sant Bonaventura de Llucmajor. Història i art, se describe el Sermó de l´Enganalla del día de Pascua de Resurrección de 1956: "La misa y el sermón se llaman de s´Enganaia,

porque el organista y el predicador compiten para ver cuál de los dos engañará al otro: Si el organista, tocando y entonando con los cantadores el Aleluya pascual, cortará al predicador o si éste, terminando pronto o de forma extraña, dejará al organista colgado y a los cantores con la boca abierta". "El predicador debe estar dispuesto a que durante el día, las personas más conocidas del convento, le digan con tono un poco burlón, que le han engañado".

Pero también hay reglas: el predicador no puede terminar el sermón antes de decir que Cristo ha resucitado, y el organista debe permitir que el predicador haga los anuncios que corresponde, entre los que no puede faltar el de fiesta de la bendición de los frutos en Cura, por ejemplo.

Hasta finales del siglo XIX el Sermó de l´Enganalla era una práctica habitual en otros pueblos de Mallorca, como Montuïri, Algaida, Villafranca de Bonany y Felanitx, pero hoy sólo se conserva en Llucmajor. Tras la restauración franciscana, perduró a lo largo de los años tomando un carácter más popular y convirtiéndose en una de las tradiciones más arraigadas en Llucmajor, donde goza de una gran participación popular y es percibida como un elemento característico de la Pascua.