"A Mallorca no vendrán empresas a construir motores de aviones o cualquier otra gran pieza industrial, pero igual podemos conseguir que las personas que diseñan estos motores o los programadores prefieran vivir y trabajar en la isla que hacerlo en el norte de Europa. Ese es nuestro plan, pero para conseguirlo es esencial la fibra óptica". Quien está trabajando en este proyecto y pronuncia estas palabras es el director general de Desarrollo Tecnológico del Govern, Benjamí Villoslada, conocido comunicador de las nuevas tecnologías, además de programador y diseñador, que ahora ocupa un despacho oficial en el que se encarga de pensar el futuro digital de nuestra comunidad, tanto en lo que se refiere a modernizar la Administración como en el campo de nuevas posibilidades de negocio.
El ambicioso plan según el cual dentro de cuatro años será una realidad el acceso a la fibra óptica "en el último huerto y en la última ´possessió´ de la isla", y que posibilitará comenzar a vender el producto de Balears como paraíso de los datos, ha comenzado a rodar estos meses con la elaboración de un estudio para conocer cuál es la situación actual de la cobertura de banda ancha en todo el territorio. O lo que es lo mismo, saber dónde se ubican las llamadas zonas blancas, que son aquellos puntos en los que no se tiene acceso a un servicio de al menos 30 Mb y no está previsto que ninguna operadora de telecomunicaciones lo ofrezca en los próximos años.
El resultado del estudio refleja un mapa en el que el objetivo de convertirse en ese paraíso digital parece muy lejano. Y es que la primera conclusión que arroja el informe es que tan solo un 49,4 por ciento de la población de Balears tiene ahora mismo una conexión que supera esos 30 Mb, una cifra que nos sitúa muy por debajo de la media estatal y muy lejos de las previsiones para 2020 de la Agenda Digital para Europa.
35.000 viviendas beneficiadas
O sea que la primera tarea pendiente está clara, y en eso está ahora el Govern, que en los próximos años invertirá 15,5 millones de euros -la mitad, procedentes de fondos europeos- precisamente en llevar la fibra óptica hasta esas zonas blancas, calculando que beneficiará a 35.000 viviendas. El resto del trabajo corre a cargo de las empresas privadas, que según las previsiones del Ejecutivo, en 2017 ya cubrirán un 77,8 por ciento de la población balear con velocidades superiores a esos 30 Mb que sirven de indicador.
"Llegamos al Govern y tan solo nos encontramos con una partida que no se había gastado de 200.000 euros para poner fibra óptica, y en cuanto a la Administración, estamos en la edad de piedra, y eso que los retos son inmediatos, ya que en 2018 los documentos en papel ya no tendrán validez legal", asegura Villoslada.
Mapa de cobertura
En cuanto al mapa de cobertura y a las razones por las que un municipio (o una pequeña parte de ese municipio) tiene mejor servicio que otro, el director general asegura que "no puede hablarse de ningún criterio y todo depende de la arbitrariedad de las empresas privadas. Por ejemplo, un pueblo como Esporles, cercano a Palma, a la UIB y al Parc Bit, debería ser un lugar que podriamos pensar que tiene una conexión excelente, pero no es así". El informe señala que "aparentemente" las zonas con mejor cobertura corresponden a lugares próximos a la costa o cercanos a vías principales de comunicación, y, en cambio, la brecha digital la encontramos en zonas dispersas del centro de la isla.
Analizadas las capitales de cada municipio nos encontramos que tres lugares de menos de 1.000 habitantes tienen buena conectividad, y son Lluc, Fornalutx y Búger. En cambio, hay 23 capitales municipales que estarían en el ´lado oscuro´ digital: Consell, Sineu, Algaida, Sant Llorenç, Vilafranca de Bonany, sa Cabaneta, Petra, Maria de la Salut, Llubí, Ses Salines, Sant Joan, Puigpunyent, Mancor, Santa Eugènia, Lloret, Ariany, Costitx, Deià, Esporles, Banyalbufar, Montuïri, Estellencs y Valldemossa. De estas, siete corresponden a localidades de entre 2.500 y 9.500 habitantes.
En cuanto a las zonas diseminadas de los municipios, el estudio refleja zonas de menos de 100 habitantes que tienen conexión rápida, y las sitúa por ejemplo en terrenos de Son Ferrer, Cala d´Or, Cala Millor, Mal Pas, Cala Santanyí, Los Pinos, Magaluf, Porto Petro, Camp de Mar, Manresa, Palmanova, Sant Agustí, Sant Elm, Cala Figuera, puerto de Alcúdia, Cala sant Vicenç, Capdellà, Calonge, Llombards, Biniamar, Coll den Rabassa, Caimari, Cala Bona y Can Picafort.
Acceso deficiente
En cambio, nos encontramos con cuatro diseminados de más de 1.000 habitantes con acceso deficiente (menos de 30 Mb), situados en Algaida, S´Horta de Sóller, Casa Blanca y Es Pil·larí. El informe concluye que se debería analizar qué criterios se siguen para que zonas de más población tengan peor servicio, y cita expresamente el caso de núcleos como Canyamel (74 personas) o Es Port Verd (70) con mayor velocidad de navegación que el Arenal de Llucmajor, con 8.896 habitantes.
Villoslada explica que para cambiar el modelo y potenciar en las islas una economía "de sol y datos" es esencial una apuesta decidida por la fibra óptica en todos los rincones, "porque el profesional de talento que se dedica a diseñar o a la simulación seguramente buscará trabajar precisamente en una de esas zonas rurales, más cerca del campo que de la ciudad". Asegura que es una cuestión estratégica: "Si solo un 7,6 por ciento de nuestras empresas tienen banda ancha, cómo afrontarán un futuro de inteligencia artificial que necesita un gran tráfico de datos en la nube. Sin una buena conexión no podrán acceder a ninguno de los servicios digitales que ahora ya son una realidad y, por tanto, no podrán competir".
