Sóller inició anoche un largo fin de semana festivo que concluirá, tal y como manda la tradición, con las batallas de moros y cristianos del lunes del Firó. El arranque de las fiestas se llevó a cabo en la parroquia de Sant Bartomeu en un ambiente de solemnidad en el cual Francisca Riera Piquita dio lectura al pregón inaugural de las fiestas al que le siguió la investidura de las Valentes Dones, unos personajes históricos que este año están encarnados por la pareja formada por Francisca Morey y Naomi Arbona.

El templo quedó abarrotado por el público y todas las autoridades municipales que siguieron con interés el acto inaugural de las fiestas. Francisca Riera, conocida por su faceta como docente en el colegio Sagrats Cors y por su labor como directora y actriz en el grupo de teatro Corriola, dio lectura a un breve e intenso pregón en el cual invitó a los ciudadanos a reivindicar el orgullo de ser solleric. Lo hizo narrando un diálogo entre una abuela y su nieto Tomeu contándole una historieta centrada en Sóller.

Empezó su lectura situándose en el 11 de mayo de 1561 cuando los sollerics repelieron el ataque sarraceno. Resaltó el pasado glorioso de los sollerics y el orgullo que siente hacia aquellos que tuvieron "visión de futuro para el bien de nuestro pueblo", por lo que "no dudaron en ponerse al frente de grandes proyectos, no sin dificultades y que pedían ilusión, empuje y dedicación". Riera recordó que Sóller fue un municipio pionero y emprendedor que tuvo su propia fábrica de electricidad, el ferrocarril, las fábricas de tejidos o diversa prensa local. Rememoró cómo muchos antepasados sollerics emigraron hacia Francia o América y que Sóller ha sido cuna de un banco propio y numerosas asociaciones deportivas y culturales "para todos los gustos". Todo ello "hace que me sienta orgullosa de ser hija de un Sóller que ha sido cuna de buenos escritores, historiadores, artistas, deportistas o artesanos". También destacó el espíritu altruista de muchos de sus convecinos. Entre las reivindicaciones, Piquita reclamó una residencia donde su acceso no esté regulado por la situación económica de los ancianos, un auditorio, reivindicó la gratuidad del túnel de Sóller, el cuidado de la agricultura y el entorno, la sostenibilidad del municipio o la necesidad de tener una ciudad más limpia.