La depuradora del Port de Pollença se ha quedado totalmente obsoleta con el paso del tiempo para atender los elevados niveles de población flotante que recibe actualmente el municipio del Nord. En el puerto son frecuentes los casos de roturas de las canalizaciones de aguas fecales, lo que provoca numerosos problemas de malos olores en una de las zonas turísticas más importantes de la isla. El Ayuntamiento está especialmente preocupado por la posibilidad de que estos problemas se incrementen el próximo verano, cuando se espera un llenazo total en los hoteles y apartamentos.

Por ello, durante este invierno ha llevado a cabo una serie de obras de renovación de determinados puntos del alcantarillado. Los últimos proyectos se ha ejecutado en el ámbito de Ciudad Blanca y también en la avenida Riera Marsà, donde "las tuberías estaban en tan mal estado que se deshacían como la arena", apuntó el regidor Vallori. El Ayuntamiento calcula que las intervenciones en el alcantarillado supondrán una inversión de entre cinco y seis millones de euros.