El pleno extraordinario del ayuntamiento de Llucmajor que tuvo lugar ayer dio cuenta del decreto de liquidación del ejercicio de 2016. Sobresale el hecho de que haya un superávit de más de 9 millones de euros, exactamente 9.042.000. No obstante, debido a la grave deuda municipal -más de treinta millones- y al estricto cumplimiento del Plan de Ajuste, el consistorio se ve obligado a destinar el dinero a pagar préstamos y a realizar únicamente inversiones sostenibles. A su vez, los servicios económicos recomiendan a las autoridades dejar una considerable cantidad en caja.

El alcalde, Jaume Tomàs, reconoce: "Nos gustaría poder realizar nuestras inversiones, según las necesidades reales y programas, pero estamos atados por la gran deuda acumulada. Pese a ello, gracias a la buena gestión del área de Economía y Hacienda y los técnicos municipales, se va por el buen camino". El deseo es que, en 2017, el nivel de endeudamiento del Ayuntamiento pase a ser inferior al 75%, liberándose así del férreo control del Ministerio de Hacienda del Gobierno central.

Además de para pagar préstamos, el superávit servirá para la reivindicada tubería de agua potable desde el pozo de Garonda hasta s´Estanyol (ejecutará las obras la empresa Acsa); pagar facturas pendientes de la empresa municipal de servicios Llemsa (estos meses en fase de liquidación); la reforma de Ca s´Hereu (a parte de las oficinas de Urbanismo habrá Medio Ambiente e Informática); arreglar las gradas (precintadas) del campo de fútbol de s´Arenal; adaptar el Claustre como casal de cultura (áreas de Cultura, Deportes, Participación Ciudadana y Archivo histórico); impulsar las obras del nuevo auditorio en la parte posterior de la actual sede de la escuela de música y reforma de la escoleta Fada Morgana de Llucmajor, entre otras posibles actuaciones. Algunas de ellas ya figuran de hecho en el presupuesto municipal para este año 2016.