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Semana Santa/ Comarcas

Los penitentes llegados del otro lado del mar

La Semana Santa tal y como se celebra en Mallorca es también un elemento integrador de cristianos que llegaron para quedarse

Calixto Anene, penitente nigeriano de Sóller; Esther Durán, penitente boliviana de Porto Cristo; Mario Vasconcellos, penitente portugués de Llubí.

Que Mallorca es una sociedad plurinacional es evidente. Tierra conquistada desde los albores de los tiempos ha ido asimilando elementos de muchas culturas y haciéndolos propios. La Semana Santa tal y como se celebra actualmente contiene elementos propios, otros llegados de la península, como la estética de los desfiles procesionales, y recientemente está incorporando personas de otros lugares que probablemente aportaran también su parte a la vez que se integran.

Se trata de inmigrante cristianos que han querido integrarse en la cultura y tradición propia de la Semana Santa y que se han inscrito en las diferentes cofradías de sus municipios de residencia.

En Porto Cristo encontramos a Esther Durán que es una mujer de nacionalidad boliviana que llegó el año 2006. Desde hace seis años forma parte del grupo de portadores del Santo Cristo Crucificado. El grupo de portadores lo forman cuatro hombres y cuatro mujeres, que van turnándose a lo largo del recorrido procesional.

Esther se declara católica, devota. "Cuando llegué aquí me interesé en participar en las procesiones de Semana Santa. No me pusieron ningún inconveniente", sostiene.

La mujer dice sentirse "muy orgullosa de ejercer de portadora del Crucifijo, pues ya lo hacía en mi país y lo llevo muy dentro desde jovencita. Recuerdo que me advertían que resultaba muy duro y la verdad que es pesado, pero me deja una gran satisfacción interior, un agradable alivio".

Añade Esther que existe mucha similitud en las costumbres y actos religiosos con los que se celebra la Semana Santa entre Bolivia y España. "Tanto en un sitio como en otro, la gente que participa en estos actos, lo hace con mucha devoción y gran sentimiento", afirma.

En Llubí, cada Jueves Santo desfila Mario Pedro Vascocellos, un portugués que llegó a Mallorca hace diez años y que porta a hombros el pesado paso del Sant Crist junto a otros 39 costaleros.

"Es una promesa que hice al Santísimo que me llena de satisfacción poder cumplir aquí con mis compañeros del pueblo", afirma. Mario dice que "la celebración aquí es muy diferente que en Oporto -de donde es natural- allí no se desfila por la calle. Cuando llegué y vi la devoción de estos hombres me emocioné y quise unirme a ellos. Ahora hace tres años que llevo el paso y quiero hacerlo hasta que tenga fuerzas". Sus hijos residen en Portugal y la ilusión de Mario es que algún año puedan venir a verle salir en la procesión.

Calixto Anene es un nigeriano de 46 años de edad que desde 2004 reside en Sóller. Se define como un hombre "muy religioso" y prueba de ello es que acude a misa con asiduidad "porque me gusta participar". Desde hace cuatro años forma parte de la cofradía del Santo Sudario como penitente y portador. Afirma: "Me gusta participar de las procesiones porque es algo que siento mucho. Tanto en Semana Santa como durante la Cuaresma quiero revivir lo que sintió Jesucristo en su largo sufrimiento hasta la muerte".

Anene recuerda que en su país también se celebra la Semana Santa "aunque es muy distinta a la de aquí" porque no existen las procesiones, ni los penitentes, ni pasos ni capirotes. Recuerda que en Nigeria se rememora más la Cuaresma.

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