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El último taller de hostias

Artesanas de las obleas mallorquinas

Muy cerca de la parroquia de Els Dolors de Manacor, un grupo de mujeres se reúnen semanalmente para elaborar el pan eucarístico, el único que todavía se fabrica en Mallorca desde hace más de un siglo - Cuando llega la Semana Santa, el trabajo para suministrar a las iglesias vecinas se multiplica, pero ellas no pierden la sonrisa.

Artesanas de las obleas mallorquinas

Su labor es callada y metódica. La cadencia con la que el grupo de mujeres que cada martes y miércoles se reúnen puntuales en Can Vallespir, es la de una maquinaria constante para tenerlo todo a punto en el momento adecuado. Y ahora más que en cualquier otra época del año. Son las diez de la mañana; hace dos horas y media que Joana Andreu ha llegado al segundo piso del edificio parroquial situado en la calle rector Caldentey de Manacor y ha empezado a trabajar. Como ella, una decena de mujeres elaboran cerca de 6.000 hostias semanales, el último pan eucarístico que todavía se hace en Mallorca.

"Cogemos una olla y ponemos tres litros de agua (mejor si es de pozo) por cada dos de harina perla o de panecillo traída del horno de Can Ribot". Ni las de fuerza ni las de trigo del supermercado servirían para darle la textura deseada. Tampoco hay levadura. "La mezcla se bate hasta conseguir una masa fina y sin grumos". El resultado, que se repite una segunda vez hasta los seis litros, se reparte entre las cuatro voluntarias que manejarán las máquinas especiales para crear las obleas. Dos rectangulares y dos circulares, pero todas ellas con los dibujos de la cruz. Francisca Verd, Joana Maria Bergas y Joana Pascual se ponen a los mandos. Hay que estar a punto porque en Semana Santa la producción se dobla.

Hace poco que al taller ha llegado una máquina italiana "muy cara" para completar el equipo. Es redonda, con termostato, no se pega y avisa en el momento exacto en que la masa, vertida con cucharas soperas debe ser retirada. "Antes todas las cucharas eran de plata o de alpaca, ahora sirven de acero inoxidable", explican. Eso sí, cada una de ellas sabe cuál escoger y qué medida es la más indicada para su máquina. La experiencia también les ha enseñado el momento justo, aproximadamente un minuto, en el que hay que volver a abrir la prensa caliente que marca el dibujo y quema la 'forma' lo más lisa posible.

La opuesta a la italiana es otra máquina circular, aunque de diámetro más pequeño, clavada con tornillos al otro extremo de la mesa de trabajo: "Esta debe tener más de cien años, no hay otra igual". Y eso se nota. Si usted va a misa y comulga en alguna de las iglesias de Manacor o algún municipio cercano y nota que su oblea es algo más oscura, sepa que ha salido de aquí.

A tres euros la caja de 500

"Suministramos hostias a todas las iglesias del municipio, incluyendo las de Son Macià y Porto Cristo, a la de Ariany, a Sant Salvador de Felanitx, a Vilafranca, a Sant Joan, s'Horta, sa Coma, s'Illot o Sant Llorenç. Antes también venía el rector de Santanyí, pero ahora ya las piden por internet, deben ser más baratas". No suele ser así. Si bien antes por las hostias salidas del taller de Can Vallespir cada parroquia pagaba la voluntad, ahora hay un precio estipulado. Van en cajas de metal de 500 unidades; cada una a tres euros, o lo que es lo mismo a seis euros las mil obleas (a peseta cada una). "La distribuidora de Palma (que es la que suministra al resto de parroquias de la isla) las trae de Holanda y las cobra a ocho euros la bolsa de mil". También hay cajas de hostias más grandes para que sean consagradas por el sacerdote. Caben 50 en cada una.

Mientras las masas ya cocidas van saliendo, Catalina Miquel ya organiza su particular estantería. Una encistadora con cajones de madera de aproximadamente 100 por 50 centímetros donde se van colocando las futuras ostias sin cortar entre telas blancas de algodón. Una vez tapadas, las formas son rociadas con agua para que cojan, durante un día y medio de reposo, la humedad necesaria para el siguiente paso: el corte.

En eso es experta Magdalena Riera. En veinte años ha visto pasar a muchas compañeras, "unas ya han muerto, otras han abandonado. Hay una falta de compromiso. No cobramos pero debemos estar aquí cada miércoles para cortar durante horas. Puntuales cada semana. No podemos fallar y eso hace que muchas desistan".

En Manacor hay muchas máquinas de cortar para distintos tamaños. Algunas originales, otras procedentes por ejemplo, "del taller de las monjas de la Caridad de Felanitx, que fue el último que cerró hace unos ocho años". Inca y Campos también contaron con talleres hace décadas.

Pese a que parezca sencillo el corte es también un arte: "Ses formes no poden ballar" repite Magdalena, lo que significa que la masa salida del reposo no puede presentar ondulaciones, aunque sean mínimas. Un exceso de 'baile' o de sequedad harán que la hostia se agriete o directamente se rompa. Aun así, las buenas deben ser casi siempre repasadas con los dedos (si solo necesitan un limado suave) o con una tijeras de precisión si la imperfección es mayor. Y... ¿qué pasa con los retales?: "Pues son para los monaguillos o para ensayar cómo colocar las manos antes de la Primera Comunión".

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