La mayoría de usuarios que acudieron al albergue para personas sin techo de la Fundació Trobada de Manacor durante 2015, eran antiguos trabajadores de la construcción afectados por la crisis. Así lo sigue reflejando la memoria anual que ha presentado esta semana la fundación con sede en el paseo del Ferrocarril.

Pese a la leve recuperación económica, sigue siendo el sector del ladrillo el que más ha padecido la exclusión social. El estudio refleja que, sin contar los usuarios reingresados, 77 personas necesitaron los servicios del albergue durante el año pasado, cinco más que el año anterior.

Ello se traduce también en un notable número de pernoctaciones en las plazas de que dispone el centro manacorí, perteneciente a la red de inclusión social del Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS). Teniendo en cuenta que éstas han superado siempre las 500 al mes, tenemos que durante 2015 han sido más de 6.000 las registradas, e igual número de cenas y meriendas por las mañanas.

Por sexos, tenemos que el 87,01% fueron hombres y, por tanto, 12,99% mujeres. Si lo extrapolamos por edades, el rango oscila mayoritariamente entre los 35 y los 60 años. En cuanto a la procedencia de esas casi 80 personas ayudadas, 35 tenían la nacionalidad española (y de ellas se sabe que la mitad eran nacidas en Balears); 18 fueron de Marruecos, 7 personas pertenecientes a la Unión Europea y 17 con nacionalidad sin determinar. Finalmente Fundación Trobada apunta a que el tiempo medio por estancia corta ha sido de 13 días (47 usuarios) y de estancia larga de 247 días (30 usuarios).

Aunque la presencia de mujeres va a más, los hombres siguen siendo quienes más acuden. "Estos hombres se pasan el día en la calle, y la calle envejece mucho y cuando van al centro, aunque sólo sea para darse una ducha o tener unos hábitos de desayuno, comida y cena se sienten confortados y aliviados. Hay personas que llevan toda la vida en la calle; las circunstancias los llevaron a la calle y ya no han sabido o no han podido salir. En estos casos, la labor de motivación de los mediadores redobla su valor. Estas son las personas invisibles de nuestra sociedad local que desde la Fundación Encuentro intentamos ayudar y dignificar su vida", apuntan.