Magí Prats, capataz de costaleros, toca la campana con su mazo y, disciplinadamente, cuarenta espaldas varoniles se doblan bajo los brazos del impresionante trono del Sant Crist de Llubí. Al segundo toque lo levantan, con su tonelada y media de peso, con lo que duele tener un peso muerto sobre el hombro. Por ello no tarda el tercer toque de Magí para que los portadores comiencen la lenta cadencia; el castrense bamboleo de izquierda a derecha al son de la banda de música.

Cada lunes repiten los ensayos y ya van tres años desde que recuperaron la tradición de la procesión del Dijous Sant. Hasta ese momento era una reminiscencia de tiempos mejores donde unos pocos cofrades seguían saliendo. Hoy hay tres cofradías y el trono del sant Crist levanta pasiones. Tanto es así, que no es que le canten una saeta, pero sí que le cantan el himno del Sant Crist de la ermita y el paso se detiene hasta que los fieles han terminado.

Tomàs Campaner, exalcalde de Llubí y hermano Mayor de la cofradía del Sant Crist de la Salut i del Remell, ha logrado prender de nuevo la llama en el corazón de cuarenta hombres.

Aprendizaje

Algunos residen fuera de Llubí, pero a la llamada de la sangre regresan para portar el trono. Éste será el año de la consolidación. Quieren hacerlo bien, quieren hacerlo con seriedad y rigor y han tomado muestra de como lo hacen otras hermandades en Inca y Palma.

Como no disponen de excesivos recursos humanos no han podido hacer una selección por altura, tal y como se determinaría en otras hermandades. Tampoco disponen de un segundo turno, y los cuarenta costaleros deben llevar el trono toda la procesión. Sin embargo, para compensar la diferencia de altura han ideado unos suplementos personalizados y cada uno tiene el suyo. Así el peso: los 37,5 kilos que porta cada uno, se reparten de forma equitativa.

La talla, es una réplica exacta del Sant Crist de la ermita. Especialistas sevillanos se desplazaron hace tres años hasta el pueblo del Pla para tomar medidas exhaustivas y reproducirlo al detalle. El coste es un secreto, aunque siempre hay filtraciones y estas hablan de 60.000 euros aportados por un industrial local.