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Son Servera

"Él no parará hasta verme bajo tierra"

Una vecina de Cala Millor denuncia que, pese a tener una orden de protección respecto a su expareja, la justicia le obliga a llevar cada dos meses a su hija en común a Córdoba, donde él reside

Esther González, de 30 años, trabaja actualmente en un hotel de Cala Millor. Llegó con su familia a Mallorca en el año 2013. B. Ramon

"La misma juez que me dio una orden de protección me obliga ahora a ir cada dos meses a Córdoba a un punto de encuentro familiar para que mi expareja vea a nuestra hija. Allí corremos peligro. Yo sé que él me está esperando para hacerme algo. Una vez me dijo que no parará hasta verme bajo tierra". Esther González, de 30 años, asegura sentirse en una situación desesperada. Esta cordobesa que llegó en 2013 a Cala Millor (Son Servera) en busca de tranquilidad con su hija, que ahora tiene seis años, con su madre y con su hermano dice que no entiende a la justicia.

"Yo sé que la patria potestad continúa siendo compartida. Pero, si conceden una orden de protección, es que hay una situación de riesgo para la víctima", declara González. Ella considera que lo más lógico sería esperar al desenlace de los diversos juicios que tiene pendiente con su expareja, relativos a la orden de protección y a unas supuestas amenazas, antes de reanudar el régimen de visitas de acuerdo a los nuevos parámetros fijados por el juzgado de instrucción número dos de Manacor. La juez dictó una sentencia el pasado 25 de enero que establecía que las visitas del padre se efectúen un mes en el Punto de Encuentro Familiar de Palma y otro, en el de Córdoba. Este tipo de lugares neutrales están concebidos para que los niños se relacionen con sus padres y familiares cuando éstos estén inmersos en un proceso de separación conflictivo.

Prohibición de comunicación

En la resolución, se lee que la orden de alejamiento y prohibición de comunicación está "actualmente en vigor". Al mismo tiempo, la juez refiere que la expareja de González la ha denunciado por "impedir el ejercicio de su régimen de visitas y desobediencia a las resolución judiciales que la obligaban a ejectuar dicho régimen". La sentencia recuerda que el primer régimen de visitas de la menor se estableció en una sentencia en 2011, pero que, desde entonces, la "relación entre ambos progenitores ha empeorado sensiblemente".

González, que en la actualidad trabaja en un hotel de Cala Millor, afirma que se ha decidido a contar su historia a los medios de comunicación después de años de calvario. Lo conoció cuando ella tenía 19 años. Ella se disponía a empezar a estudiar en la universidad. Empezó entonces una relación intermitente, que González recuerda de forma negativa.

"No podía ponerme determinado tipo de ropa. Me controlaba a cualquier sitio que iba. Me espiaba. Me vigilaba en el trabajo por si me iba con alguien. Le dije que no podía soportarlo más", relata. Cuando tenía 21 años, ella se fue a trabajar a Escocia. Allí estuvo unos meses. Al volver a Córdoba, no quería retomar la relación.

Nacimiento de su hija

"Pero me decía que le diera otra oportunidad, que había aprendido la lección. Y se la di", cuenta. Se fueron a vivir juntos. Pero sólo durante unos meses. Relata que se reanudaron las amenazas y las persecuciones. Su embarazo, dice, no mejoró la situación. Acabó abandonando su casa y se fue a vivir con su madre.

Su hija nació un 15 de enero de 2010. El parto fue provocado, por cesárea. En esos días, explica, ni salía de casa. "Me decía que me iba a quitar a la niña, que iba a pedir la custodia total", detalla. Fue en ese momento cuando ella recibió la propuesta de unos familiares que viven en Cala Millor. "Tienes que salir de ahí, porque, si no, no lo contarás", le dijeron. Vino en 2013 a Mallorca con su hija, su hermano y su madre. Su expareja la denunció entonces por abandono de familia. Un juzgado de lo Penal de Córdoba la multó por ese motivo con 2.100 euros. En aquellas fechas obtiene en Manacor la orden de protección, que antes le habían denegado en varias ocasiones en Córdoba. Mientras, su expareja vino en 2015 a la isla en tres ocasiones a un Punto de Encuentro Familiar. En una de ellas, se produce un incidente, en que él acaba detenido después de que ella lo denunciase por amenazas e incumplir la orden de alejamiento. Es uno de los hechos, dice, que está pendiente aún de juicio. A la espera de que se resuelvan en sede judicial esta denuncia y el recurso contra el nuevo régimen de visitas, González teme el momento en que le llamen del Punto de Encuentro de Córdoba para concertar la primera cita.

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