-¿Cómo ve el futuro a corto plazo del mercado semanal y tradicional?
-Esta fórmula está prácticamente abocada al cierre de los mercados, o en todo caso a que se conviertan en ferias semanales, en escaparates para muchos visitantes que compran poco y que no salen rentables más que para aquellas personas que no tienen ningún ingreso y aquí encuentran un poco de subsistencia. Últimamente podemos ver como se crean puestos nuevos, sobre todo en mercados que han sido tradicionalmente un referente, como los de la comarca de Llevant y entre ellos Artà, y vemos como a los pocos meses desisten y ya no vuelven. Esto es un indicador de que hay mucha gente que mira pero no compra y, como le digo, esto no es rentable.
-¿Qué se puede hacer para cambiar esta situación?
-Es difícil saberlo, lo que está claro es que habría que hacer algo porque la propia sociedad ha cambiado, las personas jóvenes ya no cocinan y a la hora de comprar prefieren productos preparados, para no tener que perder tiempo en comidas. Esto también ha llevado al desconocimiento de lo que son algunas variedades de fruta o verdura: El otro día una mamá se acercó a comprar puerros porque se lo había recomendado el médico para su criatura, le dije que se sirviera los que quisiera y me replicó, "sírvamelos usted que yo no sé qué es esto". Y para arreglarlo, pues a lo mejor se tendrían que reordenar las situaciones de los mercados, hacerlos más accesibles para los vehículos, promocionar los productos frescos y sobre todo recibir algún tipo de ayudas a nivel autónomo y local.
