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Entrevista

Miquel Febrer Sansó: "Hace unas décadas hasta conocíamos a los hijos de todos nuestros clientes"

"Las tasas municipales son muy caras. Pagamos más en proporción por 53 días que un bar por un año" - "Hace 40 años éramos siete u ocho despachando por puesto. Hoy solo dos y nos sobra el tiempo"

"Los jóvenes ya no cocinan y prefieren productos preparados para no perder tiempo". b. capó

Miquel Febrer Sansó, nacido en Manacor hace 53 años, es un comerciante que desde hace 40 lleva trabajando como vendedor de frutas y verduras en mercados de la zona del Llevant. Regenta el puesto de Frutas Febrer, que semanalmente ha estado acudiendo a los mercados de Artà, Capdepera, Cala Rajada, Son Servera y Son Carrió, para vender su producto. Pero la crisis que padecen los mercados de estos pueblos le ha obligado a reducir drásticamente el personal, a dejar de acudir a algunos de ellos y plantearse el cierre total del negocio ante la falta de rentabilidad. Sobre todo en la última década, coincidiendo con la implantación masiva de grandes superficies en el este de Mallorca.

-¿Cómo fueron sus comienzos profesionales?

-Comencé a los catorce años a trabajar con mis padres en el puesto de venta de frutas y verdura que tenían en Artà. En aquellos tiempos usábamos como medio de transporte el Isocarro, un vehículo muy de la época; después llegarían la furgoneta y finalmente los camiones. Con los años, se sumaron los mercados semanales de Son Servera, Capdepera y Son Carrió, junto con una tienda que tenemos en Manacor.

-¿Cómo eran aquellos primeros años de mercado?

-Eran pocos los puestos que había: uno de zapatos, otro de ropa, nosotros y pocos más. Entre todos formábamos una familia, nos ayudábamos si teníamos problemas y todo transcurría con mucha sintonía... y sobre todo trabajábamos mucho.

-¿Cómo era el perfil de aquel primer cliente?

-Generalmente eran madres de una familia donde solo trabajaba el padre, mientras que la esposa acudía al mercado para hacer la compra de toda la semana.

-¿Cómo ha ido evolucionando todo?

-Los mercados se han convertido en una especie de ferias semanales donde se han incorporado muchos puestos que no habían existido durante muchos años. Los mercados han ido evolucionando y cambiando de cara al turista; casos claros son los de Artà, Capdepera y Son Servera. Mientras que la gente del pueblo, a causa de los cambios sociales de los últimos cuarenta años, poco a poco ha dejado de acudir a comprar a los mercados.

-¿Está en crisis el mercado semanal de pueblo?

-Creo que está en una doble crisis. Primero por la global que estamos viviendo y que afecta a mucha gente, y segundo porque los jóvenes no acuden a comprar a los mercados, prefieren acudir a las grandes superficies donde puedes llegar con el coche hasta la misma puerta y comprar cualquier cosa que necesites. Hace unas décadas nosotros conocíamos a todos los clientes y hasta te hubiera podido decir quiénes eran sus hijos, ahora prácticamente solo conocemos a los clientes de siempre.

-Con los años habéis montado una tienda de frutas y verduras en Manacor, ¿también le afecta este bajón?

-Hace unos quince años montamos una tienda en los solares de los camiones, que de momento no está afectada por la crisis que vivimos en los mercados del Llevant. Lo que pasa es que sí que aquí la gente puede llegar con el coche, tiene aparcamiento y puede hacer su compra diaria más cómodamente.

-Las grandes superficies van acabando con las pequeñas tiendas de pueblo, ¿pasará lo mismo con los mercados semanales?

-Ya lo están haciendo. En el Llevant en las últimas décadas se han instaurado dos grandes superficies en Cala Millor y dos más en Cala Rajada que dan servicio no solo ha estas dos poblaciones, sino a pueblos vecinos como Artà y Sant Llorenç. En este tiempo he tenido que reducir drásticamente las plantillas de personal. Si hace 40 años, éramos siete u ocho que despachábamos por puestos, desde las cinco de la mañana hasta el mediodía, sin prácticamente tiempo para merendar, ahora somos una dependienta y yo y nos sobra tiempo para comer hasta cuatro veces.

-¿En estos tiempos difíciles han recibido algún tipo de ayuda en cuanto a reducción de tasas por parte de los Ayuntamientos?

-No, además resultan muy caras. Piense que, por ejemplo un bar de Capdepera por su parcela de terraza en la plaza paga unos 4.000 euros por 365 días al año; mientras que nosotros pagamos 1.400 euros por 53 días. Y algo similar ocurre en el resto de pueblos a los que acudimos. Nos hemos quejado, pero la respuesta por parte de los consistorios siempre es la misma: hay diez que esperan en la puerta para vender su producto en el mercado.

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