El Sindicat Obrer la Pau celebró el pasado domingo su centesimotercer aniversario. Se trata de una de las entidades sociales más antiguas de la ciudad que aún permanecen en activo, junto al Orfeó l'Harpa d'Inca.

La efeméride estuvo marcada además por el homenaje que se rindió a uno de sus miembros más destacados, Sebastià Bal·le París, a quien le nombró por unanimidad presidente de honor del sindicato a título vitalicio.

El sindicato nació en 1913 de la mano del padre Pere Joan Cerdà, fraile franciscano muy conocido en Inca. Junto a él estaba ya en la primera junta directiva un tío de Bal·le.

Para entender la razón de ser del nacimiento de esta sociedad cabe explicar que en esos años no existía la Seguridad Social y el obrero sufría cierto desamparo ante vicisitudes como la falta de trabajo o la enfermedad. Así, el Sindicat Obrer la Pau estableció un sistema de socorro mutuo para un sector de la masa obrera de Inca, especialmente de los artesanos. Durante muchos años fue un sindicato en el que mayoritariamente figuraron inscritos carpinteros y herreros.

Además, funcionaba también como una banca cooperativista en la que los afiliados disponían de una cartilla y cuyos ahorros se invertían para mejorar sus rentas.

Sebastià Bal·le fue elegido presidente hace 33 años. Y durante 30 fue siendo reelegido y llevando la dirección del sindicato.

Como entidad de principios del siglo XX, era exclusivamente masculina. Bal·le la abrió a las mujeres y, desde hace unos años tiene más afiliados femeninos que masculinos.

Hace tres años que Sebastià Bal·le presentó su dimisión, coincidiendo con el centenario del sindicato. El domingo, el nuevo comité directivo le proclamó presidente de honor en el marco de la fiesta anual que celebra la entidad. El Sindicato y el Ayuntamiento de Inca le entregaron una placa en la que se conmemora el nombramiento.