Las obras de semipeatonalización que se ejecutan en la primera línea del Port de Pollença provocaron ayer la primera manifestación ciudadana en contra. La marcha de protesta solo congregó a unas 30 personas vinculadas al sector de la restauración, pero evidenció el enfado creciente de comerciantes y vecinos por un proyecto que, a su entender, afectará negativamente a sus negocios. Los convocantes portaban dos pancartas en las que, por una parte, denunciaban la "falta de control" y la ausencia de la Policía Local, y por otra, la falta de pasos para peatones y luz artificial por las noches. Los manifestantes creen que el proyecto, que en principio se prolongará hasta el próximo mes de mayo, provocará un "caos turístico" en toda la zona.

El organizador de la manifestación, Tolo Llompart, aseguró que "en los cuatro meses que hace que duran las obras, tres meses y medio solo ha habido tres trabajadores y una máquina de juguete, mientras los políticos han mirado hacia otra parte; ahora los obreros no tienen ni material para seguir trabajando". Llompart añadió que el proyecto será letal para los negocios de temporada. "A estas alturas del año pasado hacía cajas de 3.000 euros al día y ahora no llego a 200; los clientes huyen a otros lugares", apuntó.

Los comerciantes se mostraron muy críticos con la gestión del Ayuntamiento, gobernado por un pacto entre Junts Avançam y UMP. "Dicen que son muy verdes, pero si lo son es porque no tienen ni idea de manejar el pueblo, basta ver cómo permiten que se acumulen los escombros en la entrada del Moll", señaló Llompart.

Algunos miembros de la oposición municipal participaron en la marcha, que solo contó con una representante del sector hotelero, uno de los más críticos con el proyecto. Maria Buades, regidora de Tots per Pollença, denunció la "descoordinación" y el "caos" que reina en la primera línea "por culpa de los políticos". Buades añadió que "son varias las empresas que trabajan en la obra y no sabemos si hay un coordinador de los trabajos". También criticó el retraso en la adjudicación de los servicios playeros.

La reacción municipal

Por su parte, el teniente de alcalde de Urbanismo, Tomeu Cifre Bennàssar (Junts Avançam), minimizó ayer el impacto de la manifestación. "Habían dicho a delegación del gobierno que serían unas 150 personas y han sido unas 30, casi todas empleadas del organizador", apuntó. Cifre aseguró que las obras "avanzan al mismo ritmo que en los últimos días" y que "legalmente es muy complicado imponer distintas fases a la empresa adjudicataria".