La sequía que padecen las islas, unida a las altas temperaturas está provocando un deterioro visible en la salud de los pinares.
Hace escasas semanas el alcalde delegado de Caimari, Cristòfol Barceló, achacaba la muerte de casi un 30% del pinar de sa Comuna a la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa), pero en realidad la mortandad de tantos pinos es probablemente una conjunción de muchos factores además de la procesionaria. Ésta, evidentemente, contribuye debilitando al árbol, pero se ha constatado un aumento importante este año de otros insectos que se ceban sobre los pinos debilitados, además de por la procesionaria, por otros muchos factores que más adelante describiremos.
Una de las especies que se ceban sobre los pinos débiles son los comúnmente llamados barrenillos o tomicus. En realidad hablamos de dos especies de coleópteros: Tomicus destruens y Orthotomicus erosus.
La primera actúa, normalmente como agente primario contribuyendo a debilitar el pino. La segunda es más agresiva y en ocasiones letal para el árbol.
Fuentes de la conselleria de Medio Ambiente explican que aunque son insectos que por están habitualmente en la naturaleza y contra las que los pinos tienen defensas, atacan especialmente en zonas donde bien por talas o incendios la masa arbórea se encuentra debilitada. Dichas fuentes apuntan que se ha visto mayor incidencia donde se han efectuado cortafuegos o donde se han producido incendios.
Se ha comprobado además que estos coleópteros perciben que árboles están más débiles y los atacan masivamente.
Trampas
Así, el Govern ha instalado un total de 150 trampas, de forma preventiva, en el municipio de Andratx, donde se produjo un voraz incendio forestal hace unos años. Se han colocado también diez de estas trampas en cada una de las islas del archipiélago. El objetivo es elaborar un exhaustivo estudio de la posible proliferación.
Los técnicos recogen muestras periódicamente. Si las trampas acumulan muchos ejemplares se vuelven a colocar para ir haciendo recuentos, si recogen pocos se cambian de lugar.
De forma natural y sin agentes externos que contribuyan a la debilidad del pinar, los árboles que se sitúan en laderas orientadas a sudoeste (con menor insolación) o las que el suelo es muy pobre, son las que suelen padecer una mayor incidencia.
Si los árboles están sanos y fuertes reaccionan produciendo resina para obstaculizar al parásito. Y de hecho se ha constatado, por ejemplo, como en el bosque de Bellver (Palma), pinos en suelo más pobre padecían el ataque de tomicus y sin embargo un ejemplar situado en una zona de juegos infantiles, que recibía el agua de la limpieza del lugar y cuyo suelo era rico en nutrientes se encontraba perfectamente y a sólo unos metros de los afectados.
Otros de los activadores de la plaga detectados es el amontonamiento de restos de poda o leña de pino.
Las talas
El Tomicus destruens prolifera entre la corteza del árbol y la madera por lo que los amontonamientos de ramas son un auténtico vivero, como explica el experto maderero, Josep Oliver, de Selva. Este profesional indica que "normalmente los que nos dedicamos a ello sabemos que cuando se produce una tala la rama se ha de sacar del bosque, especialmente las ramas más gruesas. Lo que ocurre es que muchas veces los propietarios privados cortan pinos para su consumo y, por ignorancia obvian este paso y ayudan a la proliferación de la plaga inadvertidamente".
Oliver señala también que "el abandono de la industria de los bosques no ayuda a mejorar la situación. Hay demasiado pino viejo en los montes que antes se eliminaba de forma selectiva para madera o leña y que ahora es un manjar para las plagas".
