Corría el año 1980 cuando un grupo de jóvenes poblers y pobleres decidieron constituirse en Escola de balls, que fue bautizada por consejo del Cronista Oficial Alexandre Ballester con el nombre de Marjal en Festa, el mismo que llevaba la desaparecida agrupación existente en los años 50.
La idea venía gestándose desde hacía algún tiempo, participando sus impulsores en las enseñanzas que se impartían en el colegio Nuestra Señora de Vialfás en colaboración con el Grup de Cantadors de sa Pobla. En el interior de la carátula del CD que editó la agrupación para conmemorar sus bodas de plata, el grupo fundador expresa: "Nuestro primer objetivo consistió en hurgar en el pasado para conocer la existencia de los bailes que se practicaban antes en sa Pobla y comprobamos que aquí también era costumbre reunirse a bailar y sonar; durante la etapa franquista muchos de aquellos bailes habían quedado en el olvido, creándose las agrupaciones folklóricas que pretendían dar un aire más ceremonioso. Desde entonces, bailes típicos mallorquines como los boleros, jotas, mateixes, copeos o fandangos han ido evolucionando."
Actividad intensa
A lo largo de sus 35 años de historia, la actividad de la agrupación ha sido intensa y diversa, pues ha extendido sus tareas al rescate y promoción de nuestra cultura popular en campos tan diversos como música, baile, tradición popular, indumentaria, intercambios culturales o exposiciones.
Joan Campaner, presidente fundador, recuerda cómo fueron los primeros pasos de la misma y las principales actividades, "encaminadas a la recuperación y estudio de la cultura tradicional de nuestro pueblo". Según añade, Marjal en Festa nació a raíz de la llegada a sa Pobla en 1979 de Guillem Bernat, un solleric que vino a enseñar a bailar jotas y boleros a un grupo de jóvenes, "el embrión de la asociación, que quedaría consolidada a finales de 1981".
Aquellos jóvenes sintieron inquietudes que les llevaron a investigar acerca de los sones y bailes mallorquines y otras tradiciones de nuestra ruralia como la indumentaria y herramientas típicas. La creación de la escuela de baile fue uno de sus primeros objetivos para que esta fuera la principal puerta de entrada a Marjal en Festa. Una escuela que en los años 90 contaba con 250 alumnos.
Añade Campaner que, desde los primeros años de vida de la agrupación, "surgió la necesidad de acompañar nuestras actuaciones de música en vivo, así que incorporamos instrumentos de cuerda, percusión, xeremies, castañuelas y otros, hasta contar con un grupo de música propio".
Otra de sus quimeras se centró en la búsqueda de la indumentaria antigua. "Así descubrimos como vestían nuestros antepasados para bailar, trabajar en las labores del campo, para ir de fiesta o incluso para dormir", explica.
La vestimenta de antaño ocupó durante años gran parte de su labor de investigación y su recuperación fue muy importante ya que les brindó la oportunidad de darla a conocer a las actuales generaciones. "Nos encontramos con costumbres muy curiosas: en el siglo XVIII los payeses no podían vestir prendas de seda, pues estaban reservadas para los nobles y si algún señor obsequiaba con alguna de esas prendas a una jovencita, tenía que guardarla en su armario". En este mismo siglo no se conocían las medias y poco a poco fueron desapareciendo los pantalones conocidos como calçons amb bufes que vestían los hombres y el pañuelo que cubría la frente de las mujeres para desparecer definitivamente ya entrado el siglo XIX. Entonces adquirió mucha importancia el tejido de cáñamo y la brizna o hebra para la vestimenta de los agricultores y, según Campaner, "descubrimos cómo trabajaban la materia prima y las herramientas que se empleaban para tejer aquellas plantas cultivadas en s'Albufera".
