El día de Sant Antoni se espera con impaciencia en Pollença, centro de una de las tradiciones más peculiares de la isla: el Pi de Sant Antoni. Un tronco de unos 21,5 metros de altura que se planta en el centro de la Plaça Vella, se enjabona para añadir dificultad a la gesta y se corona con una cesta que contiene un gallo vivo. El objetivo, solo alcanzado por los jóvenes más fuertes y experimentados de la localidad, hasta la fecha todos varones, es escalar el pino para obtener el reconocimiento de todos los paisanos. Ayer, el héroe local fue Joan Andreu Morro, de unos 28 años, que consiguió alcanzar el punto más alto del árbol hacia las 22.45 horas, después de numerosos intentos por parte de otros jóvenes que fracasaron. La dificultad fue extrema, porque se sospecha que alguien untó el tronco con saïm, un obstáculo que muchos veían insalvable.

Rotura del carro

El Pi de Sant Antoni, talado días antes en la finca de Ternelles, llegó a la Plaça Vella poco después de las siete de la tarde, una hora considerada temprana a pesar de la rotura de una de las ruedas del carro que transporta al árbol desde la montaña hasta la localidad pollencina. La imposibilidad de utilizar el carro obligó a los participantes a arrastrar el pino por el suelo, y por este motivo incluso se ahorró tiempo debido a la mejor manejabilidad del tronco por las estrechas calles empedradas del centro histórico.

Una multitud esperaba en la Plaça el momento de levantar el tronco después del esfuerzo que tradicionalmente llevan las maniobras de entrada a la pequeña plaza de origen medieval. El árbol es izado mediante un complejo sistema de cuerdas y poleas desde los edificios laterales de la plaza. Una vez plantado en el centro, empieza la batalla. Los más atrevidos intentan a toda costa alcanzar el tronco para empezar el ascenso, siempre con la ayuda de colaboradores que se encargan de allanar el camino. Los grupos más coordinados son los que tienen más posibilidades de alcanzar el éxito, aunque solo un joven llegará arriba para tirar el 'paperí' sobre el público y causar la admiración popular.

Previamente, por la mañana, cientos de 'pollencins' habían acudido hasta Ternelles para ir a buscar el pino talado hace unos días en la finca de la Serra. Como marca la tradición, los participantes disfrutan de un pa amb oli amb arengades, vino y mesclat.

Por otra parte, el Pi de Sant Antoni del Moll no pudo ser coronado debido a la gran cantidad de material deslizante que se había colocado previamente.