Dicen que las sociedades que cuidan más a los animales son más avanzadas. Si se traslada esta máxima a los espacios urbanos puede llegarse a la conclusión de que algunas ciudades no quedan en muy buen lugar en esta clasificación relacionada con el bienestar de los animales. Es el caso de Inca, donde los propietarios de perros vienen reclamando desde hace tiempo unos espacios más dignos para el ocio de sus mascotas sin que por ahora el Ayuntamiento haya actuado en este sentido.
Uno de los principales puntos de encuentro de los dueños de perros de Inca es el parque del Serral de les Monges, un amplio pulmón verde de la ciudad que, sin embargo, descuida de forma alarmante a los amigos de cuatro patas, obligados a caminar atados en casi toda la extensión del parque a excepción de un pequeño espacio cerrado donde los canes pueden hacer sus necesidades fisiológicas. El estado actual de este espacio delimitado por una verja concentra muchas de las críticas de los usuarios con mascota, que ya han enviado un escrito al Ayuntamiento para denunciar las carencias existentes y los obstáculos con los que se topan cada día.
Al parecer, junto a la puerta de entrada al espacio cerrado se ubica un grifo con una vieja cubeta para que los perros puedan beber. El problema, según explican los usuarios, es que siempre se forma un gran charco de agua junto a la puerta que impide el paso a la gente de más edad y que acaba llenando de barro a los perros. Además, en el interior de este pequeño espacio no hay ningún banco para que la gente pueda sentarse, por lo que la incomodidad para los usuarios es evidente.
Otro problema de higiene más serio que puede generarse en este punto es que el agua embalsada es el hábitat preferido de los mosquitos, y algunos de ellos pueden provocar graves enfermedades a los perros. Los dueños de canes esperan que el nuevo equipo de gobierno tenga más sensibilidad.
