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Calvià

El terror de los 'grafiteros'

Tres calvianers patentan a nivel internacional un sistema que se instala en las paredes y que, al rociar agua, impide que las paredes sean pintadas - Aseguran que la medida ha llamado la atención de muchos consistorios

El sistema consta de detectores de movimiento, focos y una electroválvula que deja pasar el flujo de agua por una tubería.

En el inicio de esta historia, se encuentra una faena. La que le hicieron a los hermanos Julián y Enrique Moreno y a Raúl Fernández. Los tres, vecinos de Son Ferrer (Calvià). Les habían encargado reparar y pintar de blanco inmaculado una caseta, con una pared de siete metros de ancho por tres de alto. Trabajo cumplido, pero sólo en teoría. A los pocos días, un grafiti ocupaba toda esa pared. Vuelta a empezar. ¿Existe alguna manera de evitar esto?, les preguntó entonces el dueño de la caseta, desesperado.

La pregunta activó una tormenta de ideas entre los tres socios calvianers. Y, de ahí, tras muchas elucubraciones, surgió una empresa con sede en Andratx, ReServ. Y, sobre todo, surgió el SIRAG. Unas siglas para nombrar el Sistema Internacional ReServ AntiGrafitis, que consiste en un dispositivo que impide que la pared sea pintada a través de unos aspersores que rocían agua.

Julián Moreno recuerda cómo fue aquella tormenta de ideas. "Pregunté si con un sistema que tirara agua podría valer. Raúl Fernández, mi socio y encargado de albañilería y pintura, no lo vio mal, pues no tendría más efecto que un día de lluvia. Y mi hermano, Enrique Moreno, que es el tercer, fontanero y electricista, hizo un primer boceto que hemos ido perfeccionando", recuerda Julián.

El funcionamiento

El sistema que han patentado a nivel internacional no es excepcionalmente complejo. Para empezar, se colocan en la pared que se quiere mantener inmaculada unos detectores de movimiento. Si se acerca algún grafitero, estos detectores se activan y encienden unos focos de luz.

Se pretende así evitar la nocturnidad en la que buscan cobijo aquellos que pintan los muros ajenos. Pero aún hay más, como explican los tres socios de ReServ. De forma paralela al encendido de los focos, se activa una electroválvula. Lo que sucede a continuación lo explica Moreno. "La electroválvula deja pasar el flujo de agua por una tubería. Esta tubería tiene un sitema de ´aspersores´ personalizados, que despliegan una cortina de agua, que, con la presión necesaria, lo que hacen es tirar hacia abajo la pintura", relata. Él asegura que el SIRAG llega a tener "una efectividad de entre el 90 y el 100%". "Con este sistema la pintura no llega a tocar la pared en la mayoría de los casos", cuenta.

Estos tres vecinos de Son Ferrer relatan con orgullo que este tipo de ´repelegrafitis´ no tiene precedentes ni a nivel estatal ni a escala internacional. De hecho, detallan, han sido "muchos" los ayuntamientos y las empresas encargadas de mantenimiento en ciudades y redes ferroviarias (un blanco predilecto de los grafitis) a los que el sistema ha llamado la atención. Los socios están aún a la expectativa de difundir su iniciativa, que, destacan, está llena de ventajas. "Por un lado, es un sistema barato. Su ´materia prima´, el agua, es la más abundante en el planeta. Además, se trata de un sistema que puede ser cien por cien automático", apuntan. Por ahora, les está costando la difusión de la idea, pero están convencidos de que, cuando las administraciones vean su efectividad, habrá un efecto dominó. "Todas las admistraciones con las que hemos hablado nos dicen lo mismo: ´Me gusta, creo en SIRAG. Cuando montes el primero quiero verlo en funcionamiento´. Y nos encontramos entonces con una pescadilla que se muerde la cola. Nosotros queremos una oportunidad. Es verdad que nos dan palmaditas y la enhorabuena, pero no nos dan la oportunidad. Pero no tardará en llegar, estamos convencidos. Ya hemos quedado finalistas en un par de concursos internacionales de innovación y, de hecho, desde el extranjero ya se han interesado en la idea", manifiesta Julián Moreno.

Puestos a elegir cuáles serían sus primeros objetivos, mencionan dos puntos de Son Ferrer, su localidad natal: las paredes del centro de salud y del recinto de la petanca.

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