Padres, madres, vecinos, maestros y alumnos de Campos cogieron ayer sus bicicletas para recorrer, en señal de protesta, el camino que va desde el masificado colegio público Joan Veny i Clar, hasta el solar donde se supone que se va a ubicar la nueva escuela, en el Ecobarri de la entrada de Campos desde Felanitx. Bajo el lema Escola Nova Ja!, la comitiva, encabezada por la batucada Els Macolins, transcurrió pacífica y sin incidentes. "De momento la pasividad institucional es la misma, tanto por parte de la conselleria de Educación como por parte del Ayuntamiento", recrimina el presidente de la Amipa, Antoni Nadal.

La asociación de madres y padres del Ceip Joan Veny i Clar, sospecha que el convenio alcanzado entre ambas administraciones en 2009 para la construcción del nuevo centro educativo, y que se retrasa por cuestiones de cesión de terrenos, pueda haber caducado o sido modificado posteriormente con la llegada del PP al poder.

"Nos tememos que quieran reubicar el nuevo colegio, para edificarlo junto al instituto Damià Huguet, lo que retrasaría todavía más la construcción, prevista ahora teóricamente para 2017. Unos nuevos terrenos significarían tener que recalificar mediante una modificación de las Normas Subsidiarias, es decir, más tiempo de espera", se queja Nadal, que al mismo tiempo se extrañaba que a la excursión reivindicativa no hubiera acudido ningún miembro del ayuntamiento de Campos: "no estamos reclamando una central nuclear sino una escuela para nuestros hijos, y ellos, en teoría, también están de acuerdo..."

Aulas prefabricadas

Hace casi dos meses que la Amipa del colegio público Joan Veny i Clar de Campos inició su calendario de actos para protestar por el hacinamiento que sufren desde hace años alumnos y profesores y solicitar al Ibisec la construcción urgente de la nueva escuela. Este curso 670 alumnos están matriculados en un colegio concebido para entre 400 y 450. Desde hace años varias aulas prefabricadas situadas en el patio demuestran una masificación sonrojante. Tras más de siete años de espera, desde 2008, cuando se estipulaba iba a construirse el nuevo centro, la comunidad educativa empieza a alzar la voz. "Actualmente es la escuela más poblada de Balears y eso tiene sus consecuencias", explica Nadal.

En el patio se distribuyen cinco aulas prefabricadas, una más que el curso pasado, donde dan clase los cuatro grupos de primero de primaria. La quinta se utiliza para dar clases de música. Tampoco hay espacio para un aula en condiciones donde recibir sesiones de apoyo especial, y muchos espacios se han tenido que reconvertir en clases a causa por falta de espacio. No hay tampoco, por ejemplo, una sala de profesores, departamento de orientación o lugar para el equipo de coordinadores de ciclo.

El pasado 10 de noviembre los padres decidieron que serán ellos quienes decidan mediante votación, cuál es el solar que prefieren para la escuela, un decisión evidente no vinculante pero que, según la Amipa, deberá hacer reflexionar a la conselleria de Educación y al ayuntamiento.

La próxima acción reivindicativa prevista será la crear un mural en una de las paredes del colegio, donde un artista empiece a esbozar un gran dibujo que después los niños deberán completar, según su criterio de escuela. Para febrero está organizada una 'sardinada' también en el teórico solar de construcción.