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'Mestresses' para una matanza sin hombres

Cincuenta mujeres de s'Horta sacrifican y despiezan un cerdo de 110 kilos. "Qui diu que unes matances no surten sense homes?"

El resultado de una dura jornada de trabajo. m.a.c.

"Ara que estam a sa plena de ses matances ses mestresses ens volem sumar a aquesta tradició tan nostra!. Qui diu que unes matances no surten sense homes? Idò ses mestresses en tenim bé coratge!". "Au venga, preparau les eines, el davantal, la dàlia i el fil de porc..." Con estas frases tan esclarecedoras publicadas en su perfil de Facebook, la asociación de Mestresses de Casa de s'Horta (en el municipio de Felanitx) empezó a perfilar una idea de emancipación masculina y de trabajo en equipo que este domingo tuvo su culminación con el sacrificio, en unas matanzas mallorquinas al estilo tradicional, de un ejemplar porcino de más de 110 kilogramos de peso, el cual, además de servir para las comidas de toda una jornada, festiva produjo una buena 'percha' repleta de sobrasadas y botifarrons.

Aunque tradicionalmente siempre las mujeres hayan tenido un protagonismo en la limpieza de intestinos, el mezclado de carne y especias, el rellenado del embutido o la preparación de la comida de matances, por ejemplo, rara vez matan al animal o realizan las maniobras, cuchillo en mano, para su despiece previo a la transformación.

La asociación presidida por Aina Maria Amengual, y que consta de 110 asociadas, preparó, organizó y realizó la autodenominada diada matancera, en la que participaron activamente alrededor de 50 asociadas.

Las mujeres, iniciaron pronto su labor, a las siete de la mañana, con el sacrificio y desangrado del animal, tras lo que se procedió a su limpieza, despiece, y elaboración de los embutidos. Entre trabajo y también muchas risas pasaron un día totalmente diferente en el que ellas fueron las protagonistas y en el que los hombres, parejas de las asociadas, únicamente pudieron asistir a la cena, alrededor de las seis de la tarde, una vez que acabó todo el trabajo, donde se sirvieron además de otras viandas pensadas para la ocasión, un tradicional escaldum de matançes que, según dijeron, fue una autentica delicia.

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