Desde que en noviembre de 2013 Rad Esport Investiment SL se hiciera con la gestión del polideportivo Es Pinaró de Son Servera por un periodo de 25 años, el PP ha venido criticando la dejadez en el control de la ejecución de la contrata por parte del Ayuntamiento y de unos posible incumplimientos por parte de la concesionaria.

Por este motivo en 2014 se constituyó una comisión municipal de seguimiento que, según el portavoz de los populares serverins, Jaume Servera, de nada ha servido ya que solo se ha reunido dos veces y ha sido en 2015. Servera, ya se manifestada muy contrariado con la actitud del antiguo edil de Deportes, Pep Barrientos, (PSOE) y el anterior alcalde, Antoni Servera (Independents) por su despreocupación en el tema.

El portavoz del PP asegura que esta queda patente desde el primer momento en el que el pliego de condiciones permitía al contratista adquirir material deportivo usado: "En su día denunciamos que temíamos que los 100.000 euros que se estipulaban de inversión en maquinaria deportiva, fuera el mismo material que había en el antiguo gimnasio Espai... y así ha sido. No es lógico que un edificio nuevo con un valor de dos millones de euros, pueda instalar maquinaria usada". Una valoración realizada por una tercera empresa valora este material en 41.000 euros, mientras que la actual concesionaria se mantiene en que son 100.000.

En la reunión de la comisión de seguimiento celebrada el pasado 26 de noviembre se exigieron una serie de compromisos a la concesionaria. Ésta, según los populares, se defiende acusando a su vez al consistorio de unos incumplimientos en el mantenimiento de las instalaciones que le impiden poder cumplir con los suyos.

Entre ellos la construcción de dos pistas de pádel donde se ubicaban las antigua canchas de tenis, pero que según la empresa no se pueden construir hasta que el Ayuntamiento entregue el solar en óptimas condiciones. La Conselleria de Salut tiene dos expedientes sancionadores abiertos a Rad Esport, que la empresa achaca a la anómala construcción estructural del edificio, detectada incluso antes de su inauguración, y que por la urgencia en iniciar la actividad se dejaron pasar. En este sentido Jaime Servera, reconoce que si estas anomalías son ciertas, el Ayuntamiento tendría que haber reclamado a la constructora, Melchor Mascaró que las subsanase. Servera teme que las disputas acaben en los tribunales.